"En esta casa, un empate es una alarma", comentó ayer jueves Xavi para valorar el punto sumado en Mallorca. El técnico de Terrassa asume el elevado nivel de exigencia del Barça y quiere acabar de inmediato con la intranquilidad generada a raíz del juego y del marcador de Son Moix y volver a la senda de las goleadas y los éxitos, que le permitiría, además, recuperar, aunque de forma momentánea, el liderato. Pero delante tendrá a un Sevilla que ha enderezado el rumbo tras un inicio renqueante y que tampoco está para más sobresaltos.
Xavi fue muy crítico con sus hombres tras el cruce en Mallorca, sobre todo en tareas defensivas, pero también ha alabado en las últimas horas la calidad de su bloque, la capacidad de crecimiento y aprendizaje de su vestuario y la ambición de la plantilla, de ahí que le vea capaz de regresar al camino de los éxitos esta misma jornada aunque sea contra el Sevilla de Mendilibar.
Cambios
El técnico de Terrassa, que confía en recuperar esta noche el liderato de la tabla que ostenta el Girona, seguirá con las rotaciones en el equipo, y hombres como Lewandowski o Koundé volverán al bloque inicial.
Al Sevilla le viene la cita de Montjuïc en el mejor momento de un convulso inicio de temporada. Su entrenador ha estado cuestionado. Mucho. Tanto que si no le llega a ganar al Almería el martes, su continuidad en el banquillo del Sánchez-Pizjuán estaría en entredicho. Todo parece haber cambiado con ese 5-1 y con el siete de nueve en Liga, después de quedarse a cero en las tres primeras jornadas. También le falta ese partido aplazado por la lluvia contra el Atlético. Este inicio de remontada de los sevillistas coincide con una de esas visitas que tan mal le sientan. Sus números en los estadios de los tres grandes son paupérrimos. Extrañamente coincide la época más gloriosa del conjunto andaluz con sus peores actuaciones en Barcelona y los dos campos principales de Madrid. Al menos no deberá visitar los muros del Camp Nou. Quizás ese cambio de ubicación le siente incluso bien.
Argumentos
El entrenador ha ido moviendo el árbol lo máximo posible en estas semanas de dos partidos cada seis días. Tiene a la mayor parte de su plantilla disponible y la exprime a más no poder. El próximo martes tendrá un compromiso importante de Champions en Eindhoven, aunque no piensa en ello. Sabe que una buena imagen contra el Barcelona, más un resultado positivo, terminarían de enterrar esas dudas que han generado los primeros resultados del curso. Una confirmación en toda regla. El liderazgo de Sergio Ramos, la clarividencia de Rakitic, el juego aéreo de En-Nesyri o la nueva estrella del Sevilla llamada Dodi Lukebakio. Argumentos de sobra para que el duelo contra el Barcelona puede ser entre semejantes.
El Sevilla ya respira tranquilo. Del posible entierro de Mendilibar, a la posibilidad de salir a flote con más fuerza incluso que esa Europa League conquistada hace unos meses. Porque el equipo andaluz ha demostrado que ante los grandes compite por encima de sus propias posibilidades. El último en comprobarlo, el Manchester City de Guardiola. Un Sevilla que dejará atrás sus complejos y tratará de enseñar que está hecho de pasta Champions. La pelea por esos puestos le queda muy lejos, pero tiempo tiene. Comenzando por esta misma noche en Montjuïc.
