Acabó por fin la temporada para Valladolid y Betis. Para los pucelanos ha sido un rotundo éxito, mientras que para los béticos, no pasa de discreta, ya que no ha logrado cumplir con los objetivos marcados en el inicio. Pellegrini tiene mucho trabajo por delante.
El partido no pasaba de ser un mero trámite ninguno de los dos contendientes se jugaba algo en el envite. Sin embargo quedaban por disputarse 90 minutos para dar carpetazo a la temporada más atípica de la historia.
En un ambiente sofocante por los 37 grados que marcaba el termómetro en Valladolid al inicio del partido, el objetivo era evitar a toda costa lesiones graves y solventar el compromiso de la forma más aseada posible. El Betis comenzó mandando en el partido practicando un fútbol de toque. Canales, Joaquín, Barragán y Fekir estaban prácticamente en todas las jugadas de peligro.
Tuvieron los béticos tres ocasiones claras en los primeros 45 minutos. Fekir se topó en sendos disparos ante los reflejos de Caro, mientras que a Tello se le marchó un disparo con el interior fuera por poco.
El Valladolid, con un fútbol mucho más directo, apenas inquietaba los dominios de Dani Martín salvo en alguna jugada a balón parado aislada.
Se veía al Betis mucho más cerca de abrir el marcador, pero quien anotó el primer gol del partido fue el Valladolid. Sergi Guardiola culminaba en plancha una letal contra del conjunto pucelano. Un gol con un dedicatoria especial. Era para Kiko Olivas, lesionado de gravedad en la última jornada ante el Eibar.
En la segunda parte, el ritmo bajó considerablemente y lo hizo más aún después de que Óscar Plano hiciese el segundo para los locales dejando el partido liquidado.
