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Atlético - Mallorca | LaLiga

A 120... pero sin límite

De Paul, Morata y Carrasco remontan la diana de Nastasic para sobreponerse a las bajas y que la fiesta del cumpleaños sea completa en un Metropolitano entregado

LaLiga (J31): Resumen y goles del Atlético de Madrid 3-1 Mallorca
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Cumpleaños feliz. ¿Un regalo acaso? De repente Pulido Santana indicó el punto. Así que Jaime Latre lo llamó enseguida a filas. ¿Iba a tirar un penalti el Atlético? ¿Estamos locos o qué? La acción entre Copete y Nahuel Molina parecía dudosa para pena máxima... pero sobre todo era meridiana para que la tecnología no exigiera revisión una vez pitada. Error claro y manifiesto, contaron los muy mentirosos. Para entonces el Metropolitano era un frenopático, que ya había reclamado varias manos y que contemplaba con estupor como el Mallorca circulaba con ventaja en el marcador. Penalti, dice. Lo que hay que oír...

La única vez que se había arrimado el cuadro balear trajo consigo un saque de esquina, en lo que se protestaba una falta a De Paul en el otro lado del campo. Y el Atlético entendió mucho más importante la bronca que la defensa, de modo que Nastasic remató en el segundo palo sin que un solo rival se le arrimara. Un córner, insistamos. En el primero sí, en el primero había unos cuantos futbolistas locales para hacer el pasillo a la pelota. Más allá del dominio evidente, mientras, en el otro área poco había que llevarse a la boca. Morata poniéndose en evidencia hasta el sonrojo y un disparo de Lemar rechazado por Rajkovic.

El fútbol es puñetero, ya se sabe. Porque Maffeo había sido de los mejores en ese primer acto, hasta el punto de que Simeone tuvo que cambiar a Carrasco de banda después de que el carrilero visitante se hiciera un llavero con él... pero Maffeo fue también el que concedió la pelota previa al entreacto para que Hermoso la pusiera y De Paul embocara después de que el meta palmeara el primer disparo de Griezmann. Por supuesto el VAR revisó la acción, no fuera a ser, pero, después de que no se encontrara atisbo de sospecha en ella, al del silbato no le quedó otra que indicar el camino hacia los camerinos. Con tablas.

Que enseguida fueron ventaja local, después de que Nahuel la pusiera con la izquierda y de que Morata se adelantara a Hadzikadunic para cabecer picado. Conviene insistir: fútbol. Si se hace una encuesta al descanso, el punta no empieza la segunda parte. Pero no se hizo, porque manda el del traje negro. Por detrás igual que había estado por delante, Aguirre tiró con todo: Muriqi, Kang In y Amath del tirón. Ya había hecho un cambio en el refrigerio, para relevar al goleador, así que llevaba cuatro por ninguno de su colega. Conste en acta, porque no suele pasar.

Cuando los hizo por fin, sacó del campo a De Paul y por momentos dio la impresión de que el equipo lo pagaba, pero lo que buscaba el Mallorca lo encontraron entre Griezmann, asistiendo desde el borde de su área, y Carrasco, corriendo desde mediocampo para hacer a Rajkovic un quiebro que vale una entrada y depositarla suave en la jaula. Como en el Atlético nunca la dicha es completa, el festejo se correspondió con una atención médica a Grbic. Afortunadamente, sin consecuencias. Sólo hubiera faltado. Simeone aprovechó para otros dos movimientos, y con ésos empataba a cuatro. Kondogbia entre ellos, se tienen que acordar...

Había sido necesario que jugara Koke para evitar que algún listillo apuntara como noticia del día la de que el único capitán sano del Atlético fuera... ¡Giménez! Ahora se puede apuntar al incontrovertible hecho de que el 6 del Atlético estuviera para los tres puntos del miércoles pero no para los mucho más que tres puntos del domingo, aunque quién somos nosotros para dudar de la preparación física de un equipo que, puesto a lesionar al personal, jugando un partido por semana en los últimos tiempos ha optado por hacerlo en los entrenamientos. El que quiera entender, que entienda.

El Mallorca por su parte tiene portero, delantero y entrenador. Mas allá de que el tercero decidiera esta vez reservar al segundo, con eso te puedes pegar en Primera una eternidad. Manteniéndolos, claro. A Rajkovic. A Muriqi. Y sobre todo a don Javier, el primer míster que, dato que suele camuflarse desde el interés, clasificó al Atlético en la era moderna para la Champions. De la que no lo eliminaron, por cierto, toda vez que su destitución se produjo entre la fase de grupos superada y los octavos insuperables en aquellos tiempos. Cualquier referencia al pasado sirve para agradecer el trabajo de Simeone. El resto del tiempo corrió a beneficio de inventario, que la fiesta definitiva venía a la conclusión. Fue deliciosa, por cierto. 120 años, muchachos. ¡Y qué buena pinta, carajo!