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Betis - Valencia | LaLiga Santander

El Valencia llora de alegría en el adiós de Joaquín

Otro gol de Diego López, el tercero esta temporada, iguala el tanto inicial de Ayoze para sellar la salvación ante un Betis de fiesta

LaLiga (J38): Resumen y goles del Betis 1-1 Valencia
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El Valencia sabía que iba a una fiesta y no quiso perdérsela. Se despedía Joaquín y el equipo de Baraja se jugaba la salvación en un partido agónico, como toda la temporada, con las miradas y los oídos puestos en otros encuentros cuyos resultados iban acercando a los blanquinegros a la carambola del infierno. Antes de cumplirse un minuto, al valencianismo ya no le llegaba al camisa al cuerpo. El tanto de Ayoze dejaba a los blanquinegros a merced de terceros. Hasta que Diego López, uno de los meritorios que ha promocionado el valiente técnico vallisoletano, estableció el empate en la segunda parte. Fue una alegoría de toda la temporada. Un equipo superado por las circunstancias y rescatado por un chico del filial. Con el de ayer ha marcado tres goles en los cuatro últimos partidos. Quería la camiseta de Joaquín al final del partido. Se merecía también el pantalón, las medias y las botas si son de su talla.

Joaquín disimulaba la emoción en el túnel de vestuarios, abrazándose a sus compañeros y bromeando con los niños que esperaban para salir con el equipo. Pero fue poner el pie en el césped del Villamarín y romper a llorar. Demasiadas emociones entre el himno cantado a voz en grito y la pancarta gigante de la grada: 'Gracias Cap17tán, Joaquín Sánchez, un mito con arte. 14 temporadas'. Porque hay vivencias que uno querría guardar en un frasco para toda la vida. A punto de cumplir 42 años, Joaquín se despide como leyenda del Betis y de la Liga: iguala a Zubizarreta con 622 partidos en la competición (215 de ellos con el Valencia), un récord casi imposible. La escena se repitió, con más lágrimas del portuense, antes del comienzo de la segunda mitad. Los minutos de espera para sincronizar los partidos se convirtieron en un improvisado homenaje que, ni habiéndolo preparado, habría salido mejor.

No ablandaron a los verdiblancos los abrazos previos de los valencianistas a su capitán. Ni mucho menos. A los 55 segundos, Ayoze le puso la soga al cuello al equipo blanquinegro con un disparo inapelable para Mamardashvili. Un balón largo de Miranda a la carrera de Ayoze retrató a Thierry y Diakhaby que no fueron lo suficientemente rápidos para frenar al delantero tinerfeño. Trallazo con la derecha y gol por el palo más cercano a Mamardashvili.

A los blanquinegros se les aceró el pulso. A los once que había sobre el césped, los 700 de la grada y los miles que estarían siguiéndolo por radio o televisión. Porque era noche de 'transistores'. El Valencia empezaba a jugarse la salvación en otros estadios. Almeida marcó en el minuto 7, pero estaba en claro fuera de juego, advertido por el asistente y corroborado por el VAR.

Después se sucedió un rosario de acercamientos, disparos y escarceos sin mayores novedades para Bravo, que se adornó con alguna palomita a balones que no parecían especialmente complicados. Lino tenía el punto de mira desviado y a Almeida le faltaba fuerza. Guerra también armó un gran chut que se marchó alto, cuando el meta se había quedado mirando la trayectoria del balón.

Antes de que el Villamarín despidiera a su leyenda, sustituido en el 60', Ayoze estuvo a punto de sentenciar el partido con un disparo ajustado que se marchó fuera por poco. A partir de ese momento, el partido entró en una fase de éxtasis convertido casi en una crónica de sucesos: un penalti a favor del Valencia, no concedido tras cinco minutos de VAR por fuera de juego previo; el golazo de Diego López que vale una salvación y la estupidez de Yunus Musah, expulsado cuando llevaba tres minutos de juego, por un entradón a Edgar.

A partir de ese momento. El Valencia intentó que se jugara lo menos posible. Pero Alberola Rojas añadió todo lo que se había perdido entre revisiones y sumó 12 minutos a los noventa. Un sufrimiento para el que no estaba preparado el valencianismo. Y con el pitido final, la fiesta. Se va una leyenda. Se va Joaquín, el del Betis.