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Rayo - Atlético | LaLiga EA Sports

El Atlético se pasea por el barrio

Exhibición en Vallecas para firmar la mayor goleada liguera de su historia a domicilio, con doblete de Morata y dianas de Griezmann, Memphis, Nahuel, Correa y Llorente

LaLiga EA Sports (J3): resumen y goles del Rayo Vallecano 0-7 Atlético de Madrid
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Tremendo lo que va a suceder en Vallecas. Son tres puntos, sí, pero a otro perro con ese hueso. En el primero bloquea la jugada Memphis hasta que llegan De Paul para templarla y Griezmann para empalarla; en el segundo filtra Hermoso una pelota que Saúl pone en el corazón del área y Memphis remacha, cierto es que con la colaboración de Aridane; en el tercero recupera Barrios en lo que Trejo pide falta para que De Paul asista en largo y Nahuel defina en el mano a mano. Con tres jugadores construye el Atlético cada uno de los tres goles que firma... antes del descanso.

Pero la rojiblanca del primer acto es una exhibición coral. Contundente en ataque, firme en defensa, el Atlético ofrece 45 minutos para el recuerdo... y quien dice 45 ya se sabe que en el fútbol de estos días dice en realidad más de 50. Se arriesga la pelota para sacarla jugada, pero es que la precisión en las combinaciones resulta por momentos deliciosa. En ese sentido hay que atender especialmente a las figuras de Barrios y Saúl, el primero desempeñándose como pivote con una jerarquía tremenda, el segundo amenazando con regresar por fin a su mejor versión. De Paul pone el resto para que el mediocampo del Cholo se adueñe del partido.

El Rayo, inmaculado en las dos primeras jornadas del campeonato, topa con dos dianas en apenas cuarto de hora que ponen el partido cuesta arriba. No encuentra el equipo vallecano forma de meter cuchara y apenas una pérdida de Memphis que deriva en disparo de Trejo y un saque de esquina de Isi con el que no acierta Valentín provocan cierto desasosiego en las inmediaciones de Oblak. De hecho, el dominio franjirrojo por momentos siempre encuentra respuesta visitante a la contra. Ha podido llegar alguno más.

Nunca hay felicidad completa, eso sí. La desdicha del Atlético suele pasar por las lesiones y Memphis es asiduo de la enfermería. Superada la media hora y sin pausa de hidratación que llevarse a la boca, por increíble que parezca en el agosto madrileño, el punta neerlandés hace de repente gestos inequívocos: no puede seguir. Morata salta al nuevo (pero sospechoso) pasto de Vallecas sin haber calentado, pero en lo que da las buenas noches sus compañeros construyen el 0-3 con el que se llegará al refrigerio. El mismo resultado que la misma tropa en el mismo intervalo se embolsaba el curso pasado en Cornellà... para acabar con empate y gracias. El que avisa no es traidor, así que Simeone avisa a los suyos.

Francisco, mientras, trata de agitar el avispero desde el vigor de Pathe Ciss y Nteka. El primero saca inmediatamente una tarjeta de Barrios que parece jugosa desde la perspectiva local para cohibir al canterano. El segundo, por su parte, incordia lo que no habían incordiado los suyos hasta entonces. El Rayo gana metros y va probando suerte, pero sin ocasiones claras. Oblak ni se inmuta. El Atlético, mientras, parece notar el cansancio. Parece. Lo mejor desde su óptica es el paso de los minutos sin más novedades que el ingreso de futbolistas: Camello, De Frutos, Llorente, Lino...

Y de repente Griezmann busca en corto a Saúl para que el 8 certifique su 'retorno' con una asistencia deliciosa que Morata hace buena ante Dimitrievski. Se acabó lo que se daba... si es que aún se daba algo. Simeone entiende que Barrios y Griezmann se han ganado un descanso y en el doble cambio aparecen Soyuncu para que Witsel adelante su posición (el belga, por cierto, ha hecho un partido magnífico como central) y Correa para firmar el quinto con una vaselina... y participar en el sexto y en el séptimo a mayor gloria de Morata y Llorente. Del Rayo no queda rastro, porque el Atlético muestra una voracidad digna de mejores causas y porque hay noches en las que todo sale (o nada, según desde donde se contemple). Un paseo por el barrio, en fin, para firmar una goleada histórica.