Simeone retira a Griezmann con más de media hora por jugarse y el movimiento equivale a tirar la toalla. Esa batalla está perdida y no conviene desgastar a tu mejor pieza con todas las que aún habrán de pelearse y con la que viene cayendo en forma de lesiones. Antoine ha contemplado por ejemplo como caían por sus respectivas causas su compatriota Lemar o el local Canós. Parece mucho más grave lo del primero, para colmo de un Atlético que vive en Mestalla su día más duro. Duro, para ser correctos. Con la mayúscula de Hugo, que descerraja en el primer acto un partido que, ya puestos con la terminología bélica, termina de liquidar Guerra en el segundo. Goleada: Mestalla se frota los ojos.
De la segunda diana del Valencia hay que rescatar la inteligencia de Pepelu rebañando, la energía de Fran Pérez conduciendo y la habilidad de Hugo Duro resolviendo, pero sin obviar lo que van encontrando los tres futbolistas locales en el recorrido: Griezmann que dimite de meter la pierna, Barrios que llega tarde, Hermoso que ya circula con una tarjeta y se borra, Savic que va al suelo antes siquiera de que se produzca un amago, Witsel que se deja comer la tostada y Oblak que lleva demasiado tiempo sin ser aquel Jan. La pelota acaba en la jaula y Mestalla se viene abajo.
Pero conviene insistir en que ésa es la segunda, porque la escuadra del murciélago gana desde que prácticamente en el arranque Canós conceda la razón a su míster, que lo ha incluido en el once y lo ha hecho partir desde la izquierda. En la primera que tiene anda más vivo que Azpilicueta, aunque la acción también retratará por primera vez a Savic, que anda en tierra de nadie y tocando involuntariamente la pelota habilita a Duro, y a Witsel, que otra vez parte en desventaja respecto a un delantero en estado de gracia.
Y entre una y otra, un cabezazo de Mosquera desviado más un disparo de Canós y una falta de Hugo Duro que en ambos casos repele Oblak de aquella manera. Tras el 2-0 aún se producirá una jugada curiosa, porque la parada del esloveno que sí tiene mérito está invalidada por una falta anterior que ha decretado Gil Manzano. Todo eso ofrece el Valencia en un primer acto magnífico desde la solvencia defensiva, desde el ancla de Pepelu, desde la necesidad que se hizo virtud en forma de canteranos... y sobre todo desde el gol de Duro.
Y tan duro que resulta para un Atlético infame, desdibujado desde cualquier óptica. Porque la defensa es un disparate, porque el mediocampo se desempeña sin jerarquía (tal y como podía sospecharse ante las ausencias de Koke y De Paul) y porque los puntas tienen uno de esos días. Vestir de verde sobre el verde resulta ideal para los que prefieren desaparecer, unos cuantos, y no son Barrios ni Riquelme precisamente lo peor de su equipo. Lemar no ha dejado noticia alguna para cuando apoya mal tras un salto, pero la lesión tiene una pinta tan horrible que no apetece cebarse esta vez con el galo. Todo apunta a Saúl... pero Simeone tira de un Galán que parecía defenestrado para adelantar de paso la posición de Witsel y derivar hacia el 4-4-2. Como si tanto despropósito fuera cuestión de dibujo...
El experimento dura lo que tarda en llegar el descanso, porque el ingreso de Nahuel y Correa supone el retorno a la línea de cinco y el desembarco de Griezmann en el centro del campo. La tiene inmediatamente Morata, pero Mamardashvili decide que con los que le hizo con España ya fueron demasiados. El Valencia sigue a lo suyo, que le va bien, y la respuesta tiene forma de gol a mayor gloria de Javi Guerra, que saca un derechazo sutil desde la frontal. Se acabó lo que se daba por mucho que se juegue aún. Se antojaba litigido complicado y resulta que casi un tercio del mismo se juega a beneficio de inventario. Lo de Baraja tiene un mérito enorme, las cosas como son.