- Directo Estadísticas y así lo vivimos
Vive el Espanyol. Por el RCDE Stadium seguirán pasando al menos otro año más los mejores equipos de LaLiga. Así será porque el equipo de Manolo González remató su permanencia con una agónica victoria ante Las Palmas. Necesitaba ganar y no falló. Lo hizo al abrigo de su público y contra un rival descendido y en depresión. No parecía difícil. Pero, a decir verdad, sí que lo fue. De hecho, durante casi una hora de reloj el Espanyol fue equipo de Segunda división. Del minuto 24 de la primera parte al 21 de la segunda. Hasta que Essugo picó en la trampa de Véliz en un penalti que seguro dará que hablar en Leganés. Puado, que hace menos de un año devolvió a los pericos a Primera, fue el encargado de batir a Horkas. Otra vez el héroe.
Hasta ese minuto 66, lejos de lo esperado, el Espanyol fue un auténtico despropósito. Maniatado por la presión, el equipo de Manolo González despachó, posiblemente, los peores minutos de la temporada. Nervioso, histérico por momentos, en cada acción se palpaba la presión que sin duda pesaba sobre la cabeza de los jugadores. Las noticias que llegaban de Leganés tampoco ayudaban. Los tempraneros goles pepineros añadían una pala más de presión sobre el césped y a la grada, contagiada del miedo que bloqueaba a sus futbolistas.
Eso hizo que Las Palmas, sin alardes, viviera plácidamente e incluso se atreviera a pisar el área local durante ese guion cuando menos desconcertante. Baste señalar que a Horkas ni se le vio mientras que Joan García sí tuvo que emplearse en tres acciones visitantes en una primera parte para el olvido.
El paso por los vestuarios no cambió la dinámica. La ansiedad seguía comiendo al Espanyol mientras Las Palmas se sentía dominadora. Pudo incluso ponerse la cosa peor en un mano a mano de Mata que Joan García sacó con una espectacular parada. Pero ese susto tampoco fue el revulsivo que necesitaban los locales.
Curiosamente, el cambio de guion que necesitaba el Espanyol no lo provocó un acierto local, sino un fallo visitante, en un error de principiante de Essugo. Picó en una acción de listo de Véliz, que se interpuso entre el balón y el defensor en el momento preciso forzando un penalti 'light' que Muñiz Ruiz sancionó sin ninguna duda. Tampoco las tuvieron en el VAR. O al menos no le llamaron a la pantalla. Pero había que marcarlo. Y de eso se encargó Puado. Su golpeo sutil y calmado desató la locura en un estadio que vivía atemorizado hasta entonces.
Liberado de sus grilletes el Espanyol, el equipo de Manolo González por fin encontró el fútbol que parecía haber olvidado. Así, tras varios acercamientos de peligro, y en otro balón ganado por Véliz, volvió a aparecer Puado -quién si no- para asistir a Pere Milla y certificar la salvación. Las lágrimas en la banda de Manolo González eran las lágrimas del desahogo perico. El Espanyol seguirá en Primera.
Comentarios