LaLiga Santander

"Vinícius se vuelve impredecible"

LaLiga Santander 2019 - 20 No me gustan los lunes

Cuando Vinícius encaró a Piqué, el central del Barça tuvo que tomar una decisión en cuestión de décimas: tapar el tiro o cubrir el regate. Eligió ceder la opción del disparo, claro. Todo el mundo sabe que Vinícius no le acierta a un cura en un montón de sal pero es capaz de liarla en la tapa de una alcantarilla. El balón se endemonió. El tiro, como siempre, no fue el mejor en el repertorio del chico pero golpeó en Piqué y acabó en gol.

La acción es un ejemplo de lo indescifrable que se ha vuelto Vinícius para los rivales y para sus propios compañeros. Probablemente esa leyenda de fallagoles, que es absolutamente cierta, influyó en Piqué para dejarle tirar. Y en la ingenuidad llevó la penitencia porque el gol hizo justicia a un gran segundo tiempo del Real Madrid. Una segunda parte ajustada a los cánones del Bernabéu: vigor, vértigo, energía y una fe indesmayable. El Barça, que durante algunos minutos funcionó como un reloj, siguió siendo un reloj. Pero fue un reloj de Dali. Blando, evaporable, parsimonioso, empeñado en un plan de juego que no maneja con aquella precisión de los viejos tiempos. El Madrid se agarró a lo de antes y el Barcelona también. Sólo que el Madrid interpretó mucho mejor el papel, acompañado de un clima en el Bernabéu que pudo resultar pesaroso en algunos momentos de la primera parte pero que se volvió electrizante después de un tirazo de Isco que salvó Ter Stegen.

No mató cuando debía

El Barça no mató cuando debía y lo acabó pagando. Aguantó un buen arranque del Madrid y luego fue llevando el juego al ritmo que más le convenía con posesiones largas, rondos inabarcables y paciencia para que apareciera el espacio. Cuando encontró el hueco, no hubo claridad en Griezmann y Messi, en la ocasión más rotunda, se encontró con Courtois. El partido llevaba las trazas de un Clásico típico de los últimos años, pero Messi estaba más enclaustrado que otras noches y tenía el gesto alicaído de quien no está a gusto en una reunión. Después del refrigerio, el Barça inició con la misma convicción pero se encontró con kilos y kilos de testosterona. La puso el Real Madrid, que encontró en un adolescente el complemento ideal para culminar un partido atropellado. Vinícius fue tantas y tantas veces por su carril que acabó encontrando lo que no esperaba: un balón de Kroos envuelto en papel de celofán que hubiera sido imperdonable desaprovechar. No lo hizo, amparado en un Piqué que eligió muerte en lugar de susto.