El Clásico pide un '9' al Real Madrid. Después de disputar los tres primeros partidos de pretemporada (dos victorias y una derrota), la única certeza en estos momentos es que ese dorsal continúa huérfano en la plantilla de Ancelotti. Joselu ganó terreno en el partido contra el Manchester United, golazo de chilena incluido, pero aún le queda mucho camino por recorrer para tratar de poner punto y final a un debate que ya ha dejado el primer titular: Sin nueve, de momento, no hay paraíso con la nueva idea de juego.
"No hemos estado acertados de cara a puerta y hemos hecho de todo para marcar. Los dos últimos goles nos han pillado más volcados y no debíamos haberlos encajados. Pese a ello, el equipo está en la senda adecuada y hemos hecho cosas buenas", aseguró Carvajal después del pitido final. Razón no le falta al lateral español tras analizar los datos del partido en el AT&T Stadium ante 82.026 espectadores. El Real Madrid hizo 29 disparos en el Clásico, pero tan sólo cinco pusieron en aprietos a un Ter Stegen que se pasó el partido sonriendo. Los hombres de Ancelotti llegaron con peligro al área rival, sinónimo de que el equipo desborda calidad por todos los costados, pero se quedaron sin la pólvora necesaria para ver puerta en el primer partido no amistoso de la temporada, al menos por la intensidad mostrada sobre el césped (27 faltas y 8 amarillas).
Reviviendo las pesadillas del pasado
Sin embargo, lo vivido en el primer Clásico de la temporada es una reproducción casi exacta de las necesidades que acaecieron al conjunto blanco el año pasado. El bajón de Benzema tras el Mundial de Qatar, provocado por las lesiones y las continúas fatigas musculares por forzar la maquinaria más de lo recomendado, reflejó la dura realidad de un equipo que se quedó sin pegada en el tramo decisivo. Un problema de cara a puerta que obligó a Rodrygo a transformarse en un parche intermitente. El brasileño, inteligente como nadie a la hora de leer las necesidades de sus compañeros, encajó bien en su nueva función... pero un parche, como es bien sabido, nunca puede ser la solución definitiva a un problema serio. El Madrid pagó la falta de un killer y el resultado final ya es conocido por todos.
Así las cosas, la gira al otro lado del charco regala al madridismo un oasis de cómo puede ser la vida del conjunto blanco si no llega un futbolista que adquiera el dorsal del 9. "Es bastante raro dar cinco postes en un partido. Nunca me ha pasado y mejor que pase en un partido de pretemporada. Parecía que había una pared en la portería rival. He puesto un equipo nuevo para ver cómo se adaptaban los jóvenes. Ha salido bien. Debemos seguir en esta línea y sin un delantero fijo hemos tenido muchas oportunidades", despejó Ancelotti en zona mixta.
La suerte tiene un porcentaje de responsabilidad
Ante el Barça, la suerte tampoco acompañó al Real Madrid durante todo el partido. Un penalti fallado, 5 disparos a la madera (tres de Vini, uno de Tchouaméni y otro de Bellingham) y la sensación constante de que la pelota no iba a besar las redes pasase lo que pasase. Hay días en los que es mejor ni levantarse de la cama y, aunque la suerte siempre ha tenido un porcentaje de responsabilidad en el porvenir de cualquier equipo, la realidad es que el Madrid se fue del estadio en blanco... y el rival con tres goles. Unos centímetros entre el éxito y el fracaso, con permiso de Antetokounmpo, que abren infinidad de debates entre los aficionados. Y en Dallas, aunque Carvajal se empeñe en afirmar que en el vestuario no se habla del Caso Mbappé, el nombre del futbolista francés fue el más repetido en un estadio que pedía a gritos su fichaje.
Las cuentas son simples... y el entrenador italiano sigue convencido de que su dibujo funcionará. Ancelotti tiene una prueba más, ante la Juventus en Orlando, para encajar todas las piezas de su puzzle, un 4-4-2 que ha regalado buenos momentos durante la pretemporada... pero que se ha quedado sin pólvora en el partido más exigente hasta la fecha. Y Mbappé, como siempre, seguirá sobrevolando el Santiago Bernabéu.