Rüdiger se ha convertido en amo y señor de la defensa blanca. Con la baja de Militao, el 22 se siente con galones para declarar de la zaga como suya. Pero su rol en el vestuario va mucho más allá de sus intervenciones en el terreno de juego. Ejemplo de ello fue una imagen que dejó en el Benito Villamarín, donde se atrevió hasta cortar la celebración de Jude.
Antonio es un líder y, aunque el brazalete del Real Madrid le corresponde a otros futbolistas, es el alemán el que se atrevió a conversar con el árbitro para poner paz en la acción del inglés tras su 12º gol de La Liga. Bellingham se extendió un poquito en el festejo y el alemán lo cortó de raíz llevándoselo de la zona del fondo bético. El inglés estaba lanzando un beso, pero el alemán vio un posible fuego que no dudo en apagar.
El central teutón agarró de la cintura a Jude y se lo llevó a la otra mitad del campo bajo la atenta mirada de Soto Grado, al que antes le había comentado que él se encargaba de sofocar la acción. El 22 volvió a cuajar un partido excelso y sólo un zapatazo tremendo de Aitor Ruibal impidió que el Real Madrid se fuera con los tres puntos de la capital andaluza.
El central ya ha demostrado su carácter y gran relación con el grupo en alguna ocasión. "Yo peleo y lucho. Y hablo algo... claro, que hablo. Pero aquí no eres un líder sólo por hablar", señaló el alemán en una entrevista exclusiva con MARCA. Rüdiger es el jerarca de este Real Madrid y lo demuestra cada vez que tiene la oportunidad.