Mi historia como jugador termina aquí, pero todavía tengo mucho que aportar al fútbol. Gracias por tanto". Marcelo Vieira (12 de mayo de 1988), reconocido en todo el planeta por su estilo de juego ofensivo, su alegría y su carisma, puso fin a una carrera repleta de momentos inolvidables que consiguieron dejar una huella profunda en la historia reciente del balompié.
Con un total de 721 partidos disputados, 58 goles y 117 asistencias, el lateral izquierdo brasileño se retira dejando un gran legado en la historia del fútbol y siendo una leyenda absoluta del Real Madrid. "El madridismo es un sentimiento inexplicable", confiesa un futbolista que en las 16 temporadas que estuvo defendiendo el escudo blanco (aterrizó en Madrid con 18 años) levantó 25 títulos (5 Copas de Europa, 4 Mundiales de Clubes, 3 Supercopas de Europa, 6 Ligas, 2 Copas del Rey y 5 Supercopas de España). Su nombre quedará grabado en los anales del deporte, como uno de los referentes más carismáticos y exitosos que se hayan visto jamás... un final que carecería de sentido sin un último adiós como de verdad se merece.
El adiós más especial
Y el club blanco, que para estas cosas suele tener siempre un trato especial, aprovechó la previa del derbi frente al Atlético para que la afición blanca tuviera la oportunidad de despedir y reconocer al brasileño tras todos sus años de servicio. Ya con los 22 protagonistas sobre el césped y con la afición blanca puesta en pie, el speaker del estadio arrancó un emotivo homenaje al crack brasileño, que saltó al césped por última vez acompañado de sus dos hijos (Enzo y Liam). Con toda la plantilla del primer equipo presente, los lesionados acudieron también al últimos adiós de la leyenda blanca (Carvajal, Militao, Rüdiger y Alaba), Marcelo agradeció el cariño de los aficionados tras la emotiva despedida.
Además, la plantilla blanca regaló al ya exfutbolista una camiseta firmada por todos con su eterno 12 en la espalda... y el bonito detalle de su hijo llevando las botas de su padre para que pisasen por última vez el césped del estadio blanco. Todos los detalles cuidados al máximo para acabar con una bonita foto de familia mientras los 11 jugadores del Atlético esperaban de forma respetuosa que arrancase el partido.
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