Las clásicas bromas y risas de los rondos de los jugadores del Real Madrid desaparecieron con el sueño de la remontada ante el Arsenal. El silencio, solo roto por el sonido del fuerte viento que azotaba Valdebebas, fue el protagonista en el último entrenamiento del equipo blanco antes de volver a LaLiga. Ni rastro de las habituales risas de Vini o de los gritos de Modric cuando tira un caño. Silencio y caras largas en el Real Madrid.
Tampoco Ancelotti se comportaba como siempre en los 15 minutos abiertos a la prensa. El entrenador italiano, ataviado con un plumas, paseaba en solitario de un lado al otro del campo con la capucha y la gorra puestas, casi de camuflaje. Una conversación de dos minutos con parte de su cuerpo técnico fue la única interacción del entrenador Real Madrid en el primer tramo del entrenamiento. El resto del tiempo, a pasear con la mirada baja, puesta en el césped.
El ambiente en el vestuario del Real Madrid es de tristeza, de bajón general tras no haber estado a la altura el día de la remontada. Los jugadores eran conscientes de que la empresa era muy difícil, pero la sensación de haberse quedado tan lejos, de no haber podido soñar ni una vez durante los 90 minutos, ha sido un mazazo.
A Ancelotti le toca ser psicólogo
Lo dijo Ancelotti tras el encuentro ante el Arsenal, que es momento de levantarse y de afrontar una situación a la que no están acostumbrados. Instalado en la victoria, al Real Madrid le toca levantar el ánimo para afrontar una semana vital en la que hay dos títulos en juego. Cualquier tropiezo en LaLiga ante Athletic y Getafe sería entregarle el campeonato al Barcelona y dentro de siete días hay final en La Cartuja. Le toca al Madrid levantarse rápido.
Los jugadores son conscientes de que no pueden fallar y menos en el Santiago Bernabéu, donde esperan una reacción inmediata ante el Athletic. Un partido trampa tras lo sucedido ante el Arsenal.
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