La emoción desbordó las gradas del Santiago Bernabéu el pasado sábado. No era un partido cualquiera. Era el adiós de Luka Modric, uno de los futbolistas más emblemáticos en la historia del Real Madrid. El croata disputó su último encuentro con la camiseta blanca ante una afición que le ovacionó durante y después del partido. Entre lágrimas, aplausos y abrazos con compañeros y rivales, Modric pronunció una frase que conmovió al madridismo en su discurso de despedida tras acabar el partido: “No llores porque terminó, sonríe porque sucedió.”
Estas palabras, cargadas de nostalgia y gratitud, se viralizaron rápidamente en redes sociales. Lo cierto es que la frase tiene una historia previa, y su origen nos lleva lejos del césped y cerca de las letras: es una cita atribuida a Gabriel García Márquez, uno de los grandes escritores del siglo XX.
Una despedida de leyenda
Luka Modric llegó al Real Madrid en 2012 y, desde entonces, se convirtió en el corazón del centro del campo blanco. Ganador de cinco Champions League, múltiples Ligas, Copas del Rey y galardonado con el Balón de Oro en 2018, su legado va más allá de los títulos. Se marcha como símbolo de clase, inteligencia táctica y amor por el juego.
Su adiós en el Bernabéu fue digno de una leyenda. Las pancartas con su nombre, los cánticos desde el minuto 10, el dorsal que lo acompañó durante años, y las lágrimas en los ojos de miles de aficionados convirtieron su despedida en uno de los momentos más emotivos de la temporada. Y ahí, cuando tomó el micrófono tras el partido, soltó esa frase que lo resumió todo: breve, directa, y eterna. Pero, ¿de dónde viene realmente?
El origen: Gabriel García Márquez y la literatura del alma
La cita “No llores porque terminó, sonríe porque sucedió” ha sido ampliamente atribuida al escritor colombiano Gabriel García Márquez, Premio Nobel de Literatura en 1982. Si bien no aparece de forma literal en sus novelas más conocidas, la frase refleja el estilo y la sensibilidad del autor.
Se popularizó en la década de los 2000 como una de las citas célebres del autor. Aparece en un texto donde se dan reflexiones sobre la vida, el amor, la memoria y el paso del tiempo. En definitiva, es una reflexión sobre la aceptación y la gratitud ante el final de las cosas, especialmente de las experiencias significativas como el amor. A pesar de la tristeza que puede acompañar a una separación o un adiós, la frase invita a encontrar alegría en el hecho de que esa experiencia haya ocurrido.
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