Vinicius se tiró a la grada tras marcar ante el Celta en el regreso al Bernabéu.
Una peli de vaqueros sin indios. Así ha sido la Liga que ha ganado el Real Madrid. Sin rivales y sin grandes sobresaltos, pero con la estrella de sheriff impoluta y la mano en el revólver. Por si acaso. Volvió al poblado de La Castellana a lomos de su caballo después de casi dos años de desventuras por el desierto, se abrazó (literalmente) a sus habitantes y, entre lonas y grúas, ha construido un triunfo incontestable
. Un film centrado en la figura del héroe en el que
los malos
eran siluetas lejanas a los que se hacía alusión de pasada,
sin que llegasen a aparecer en pantalla
.
Sólo una flecha disparada a distancia, cerca ya de las dos horas de película, logró hacer sangrar al protagonista. Podía ser el inesperado giro de los acontecimientos que llevase a un trepidante final,
pero la herida cicatrizó pronto y a quien la disparó nunca se le vio realmente cerca como para inquietarse por él
. No fue más que el recuerdo de que los indios existen,
una amenaza para la secuela
.
En lo que era una Liga de entreguerras,
la primera sin Messi y la última sin Mbappé
, el
Barça
tiró la toalla antes de entrar al ring y el campeón
Atlético
no pudo defender su corona ni dos asaltos. Nada más destapar la hoja de diciembre en el calendario la distancia entre el Real Madrid y sus grandes rivales ya era de dos dígitos.
Sólo el Sevilla hizo la goma
, pero cuando la carretera se empinó bajó la cabeza, dejó de preocuparse por cazar y empezó a temer ser cazado.
Puede parecer un argumento aburrido, pero la temporada no lo ha sido. Como en
Speed
, el único peligro para los blancos era disminuir la velocidad. Y en ese ejercicio continuo de 'adrenalina controlada' no encontró mejores conductores que
Vinicius y Benzema
, un chaval
capaz de berrear en la noria infantil como si estuviese al borde de una catarata sin cuerda
y un tipo que el pico más alto de la montaña rusa
podría sacar un destornillador para apretar una junta suelta sin inmutarse.
Y ahora, en la escena de los créditos, aparece Ancelotti en su despacho, de espaldas,
quitando del tablón la foto de LaLiga y tachando el 'Wanted' para meterla en su carpeta de asuntos resueltos
. Coge el sombrero, se lo cala y mira a cámara enseñando una ceja y media sonrisa.
Su misión en el Real Madrid no ha terminado aún.
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