Porque jugaba el último partido y porque lo hizo brillante, a Rafa Cabrera le correspondieron los últimos aplausos que se escucharán en Sawgrass (Ponte Vedra, Florida) en esta edición del The Players. De aquí al domingo, lo máximo que se oirá es el grito emocionado de algún familiar y poco más. Son tiempos de miseria, de coronavirus y el golf no permanece ajeno a esto. Como primera medida, a la espera de que se terminen implementando en el momento que un jugador o caddie tenga el bicho, se jugará a puerta cerrada hasta el Masters de Augusta, si es que se celebra. De momento, el primer grande femenino, el Anna Inspirational, cancelado.
Cabrera fue rotundo en el estreno. Firmó 68 golpes, cuatro bajo par, una vuelta que no estuvo bien maquillada en los cinco últimos hoyos por un bogey y no aprovechar el par 5 del hoyo 9, su tramo final, que estaba franco. No lo logró por poco, aunque el día ya lo había rematado después de 11 hoyos cuando se plantó con cinco birdies en cinco bajo par, a cuatro del líder, ya descansando, Hideki Matsuyama, que había igualado el récord del campo de Sawgrass con 63 golpes.
Con el japonés mandando, las vueltas del canario y Jon Rahm parecieron menores, pero no lo fueron. El golfista de Barrika, en un mal día con los golpes de salida, tiró 69 golpes, convirtiendo valiosos putts, entre ellos uno para birdie de 10 metros. Hizo cuatro birdies y un bogey y le dejó un rictus en la cara de satisfacción. Jugaba un partido intenso, el 'fly' del triunvirato mundial junto a Rory McIlroy y Brooks Koepka. SI hubiera sido un partido de amigos, hubiese ganado el español. Rory, aunque remontó en los tres últimos hoyos con otros tantos birdies, se quedó en el par, y Koepka, bueno, pero no súper como el año pasado, hizo 70. La sensación noruega Hovland, autor de un soberbio putt de 20 metros para eagle, acabó también en 68.
El otro español en liza, Sergio García, firmó 71 golpes, Tuvo que sobreponerse a un doble bogey en el hoyo 7 porque la mandó al agua, pero sereno y confiado manejó bien un campo que lo machacó en la PlayStation cuando era un niño. Cuando se creía que la tecnología era inquebratable y un futuro asegurado. Hasta que apareció un murciélago en China...
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