- Eurocopa 1980. Hrubesch corona a Alemania
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Ha pasado de ser 'el monstruo de los cabezazos' cuando reinaba en el área a 'el abuelo' en su actual oficio. Eso no supone un deshonor para Horst Hrubesch (Hamm, 1951), antigua leyenda del fútbol alemán y ahora seleccionador del equipo femenino, el que buscará la medalla de bronce ante España.
Los años 80 fueron la cúspide de la celebridad para este ariete gigante de 1'89 con estudios de albañilería. El mundo no era un pañuelo global de información y sobre Hrubesch se agitó pronto la leyenda propia de un animal mitológico.
El partido de la fama
El papel que hizo famoso a Hrubesch en España fue la semifinal de Copa de Europa de 1980 del Hamburgo ante el Real Madrid. En el Bernabéu el equipo alemán sucumbió por 2-0. El 23 de abril se disputó la vuelta en un Volparkstadion en llamas ante la visita del equipo de las 6 Copas de Europa.
En el minuto 16 el Hamburgo ya había igualado la eliminatoria. El 2-0 lo hizo Hrubesch, cómo no, con un cabezazo en plancha en el área pequeña de García Remón. El 2-1 de Cunningham no apañó nada.
Antes del descanso una jugada resumió la noche hamburguesa. Un centro desde la izquierda lo atacó el ariete alemán como si fuera el último balón de su vida para hacer el 4-1, esta vez ante Miguel Ángel, sustituto de García Remón, conmocionado por un choque en la cabeza contra el angelito alemán. Benito, su marcador, salió despedido como si fuera una margarita en un huracán.
El 5-1 del finiquito dejó al Madrid desmoralizado y sin una final que se disputaba en su estadio, la mejor manera de romper la sequía de títulos europeos. Hrubesch, con su carrocería imponente, pasaba a ser un ogro oficial para el madridismo. Le daba igual que se le acusara en su país de que no sabía jugar con los pies.
Héroe en la Eurocopa
El equipo blanco regresó con un parte médico firmado por Hrubesch: García Remón presentaba síntomas de amnesia y Benito iba a rastras por Barajas. "Fue un golpe del '9", dijo el mítico central blanco que no se iba a entretener en pronunciar el complicado apellido de su adversario.
La final celebrada en el Bernabéu entre el Hamburgo y el Nottingham Forest fue tan inesperada que sobraron muchas entradas para cubrir el aforo. Hrubesch, maltrecho, sólo pudo disputar la segunda mitad, insuficiente para impedir la histórica victoria de los ingleses por 1-0.
Unos meses después el monstruo vino a ver la Eurocopa de Italia. Alemania presentaba un buen equipo con Rummenigge, Kaltz, Allofs, Stielike y un joven e impactante Bernd Schuster, que asombró al continente con su precisión en el pase, su zancada y su personalidad. Por si le faltaba algo a Alemania en el área aguardaba Hrubesch, que no necesitaba pértiga para tocarlo todo.
En la final los pronósticos se volcaban con Alemania ante Bélgica. Hrubesch abrió el marcador con un derechazo (noticia), igualaron los belgas y en el minuto 88 el tótem alemán remató un córner con la cabeza (no noticia) para dar el título a Alemania. Hrubesch, el albañil, era un héroe en un país futbolero.
Un gol en un tongo
En el Mundial del 82 de España se quedó en la orilla del título después de ser el único goleador en uno de los mayores tongos de todos los tiempos, el Alemania-Austria (1-0) de El Molinón, un resultado que les valía a los dos. Suplente en la final ante Italia, cuando entró ya era tarde para que Rossi, Scirea, Tardelli y compañía no tuvieran todos los boletos de la verbena.
Le quedaba lograr la Copa de Europa con el Hamburgo. Llegó en 1983 con el lazo de una revancha. Su equipo se imponía a la Juve de Scirea, Rossi o Zoff por 1-0. Hrubesch no se había movido de Hamburgo a pesar de las grandes ofertas recibidas. Ese verano sí aceptó la propuesta del Standard de Lieja, que en esa época vivía en la planta de lujo del fútbol europeo.
La aventura belga no salió bien. En 1985 Hrubesch volvió a la Bundesliga para jugar en el Borussia Dortmund. Ya mostraba huellas de decadencia y en febrero del 86 fue operado de una hernia discal que provocó su retirada del fútbol con 36 años.
Tras ser inquilino de varios banquillos entró en el cuerpo técnico de la federación alemana en 1999. Ha pasado por todas las categorías importantes de formación. Ganó la plata en los Juegos de Río de 2016 tras perder la final ante la Brasil de Neymar. En 2018 probó con la selección femenina y en el 23 repitió aventura hasta ahora. Con 73 años 'el abuelo' busca el bronce. Va de cabeza a por él.