Una granja en Colts Neck (Nueva Jersey), la segunda residencia de la familia Springsteen, fue el escenario donde Jessica, la hija de la leyenda del rock, aprendió a montar a cabello con apenas cuatro años. Cinco lustros después de aquellos primeros veranos de juegos entre animales, Jessica Springsteen debutará en sus primeros Juegos Olímpicos en Tokio, aunque estuvo como reserva del equipo en Londres, ya que la lesión de su caballo en Río la apartó de la competición.
La joven amazona, de 29 años, lidera el equipo estadounidense de salto, que completan Kent Farrington (con 'Gazelle'), Laura Kraut (con 'Baloutinue') y McLain Ward (con 'Contagious'), que suman siete Juegos entre todas sus participaciones.
Para Jessica será uno de los sueños, un escenario grandioso que, sin embargo, no tendrá el murmullo ni los vítores en las gradas que siempre han acompañado los conciertos de su padre. La pandemia de COVID ha querido que sean unos Juegos distintos, sin público en las sedes olímpicas.
Ella competirá con Don Juan van de Donkhoeve, un semental de 12 años, al que le dedica emotivos mensajes en sus redes. "No hay ningún caballo en el mundo con el que prefiera estar en este viaje, ¡gracias Don! Eres el caballo de mi vida", asegura la amazona, que tuvo su primer pony a los 6 años y empezó a ganar en los torneos juveniles. Después, en 2011, compitió por primera vez en el prestigioso Royal Windsor Horse Show y tres años después se hizo con la Copa de Oro de Estados Unidos.
Sus padres siguen siendo sus mayores iradores. "Asisten a las competiciones tan a menudo como pueden", dijo Jessica a la revista 'People' el año pasado. "Cuando no están aquí, lo están viendo en streaming. Me encanta tenerlos conmigo". Sin duda, su presencia en Tokio será la mayor actuación de su vida.
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