Hugo González nadará el lunes por segunda vez la final olímpica de los 100 espalda, la distancia, se supone, que se le queda corta porque su motor está para cuatro largos y en la que fue subcampeón mundial en Doha. Si en Tokio entró con la séptima mejor marca, aquí lo hizo con la octava, aunque bajando de 53 segundos (52.95) en una actuación meritoria por una de las calles exteriores, que en la piscina de La Defense aún tienen una por fuera que no se usa para reducir las corrientes.
El mallorquín se metió por dos centésimas de diferencia sobre el griego Makrygiannis, en una final en la que, a excepción del chino Jiayu Xu, que se disparó con 52.02, el resto de competidores están separados por 47 centésimas. Hugo fue de menos a más en la primera serie en la que viajaban también Ryan Murphy, el campeón olímpico y Thomas Ceccon, el italiano plusmarquista mundial, que intentará imitar en la pelea por las medallas lo mismo que hizo sorprendentemente su compatriota Nicolo Martinenghi, campeón en los 100 braza por delante de Adam Peaty.
Cada vez que entra en La Defense Arena a Hugo se le ilumina la cara. "Me gustan estos estadios tan grandes que parecen un concierto", dice. Luego mira a la pileta y se queja de que la piscina no cumple las reglas de World Aquatics, que en junio aprobó una norma para que las piscinas midan 2,30 de profundidad. Y la olímpica, inaugurada posteriormente, pues tenía que haber respetado esos estándares y no que midiese 2,15. Dicen que es más lenta. Es algo más psicológico que real en los términos de velocidad. "No lo sé, pero sí es así, lo es para todo", sostiene.
El mallorquín pasó los primeros 50 sexto. El checo Knedla se suicidó en ese largo (25.37), pero a diferencia de la serie, donde se había descolgado, Hugo esta vez no se despegó del resto de nadadores. Pasó en 25.51.
En la vuelta, se aprovechó del hundimiento del kamikaze, también el griego Makrygiannis se frenó, pero fue rebasado por el brutal final del francés Yohann Ndoje-Brouard que fue el único que bajó de 27 segundos en la vuelta (26.98). "En la final estaré contento si bato mi marca personal", apuntó. Por de pronto se quitó como rival a Hunter Armstrong, su compañero de entrenamientos en Cal, campeón del mundo en Doha, que pagó los esfuerzos de la noche anterior en el relevo 4x100 libre y con 53.11 no pasó del quinto puesto en su serie.
