A Jordi Xammar le temblaban las manos mientras atendía a la prensa tras conquistar el bronce olímpico junto a Nicolás Rodríguez en 470. Habían pasado ya unos 20 minutos desde que se tiraron al agua a celebrarlo tras cruzar la meta, pero la emoción seguía intacta. No paraba de juguetear con una botella en la mano.
"Hemos cumplido un sueño. Llevamos toda la vida esperando el día de hoy. Cuando empiezas a navegar sueñas con ir a unos Juegos y ganar una medalla. Estar aquí, ser capaces de cumplir el mejor de los sueños es especial. Esta mañana me estaba lavando los dientes y sabía que estaba frente a una oportunidad única y me he dicho a mí mismo: 'Hazlo como quieras, pero vuelve con una medalla". Hemos sufrido mucho pero ha sido una regata como toda la campaña, sufrida pero sin dejar de creer, sin rendirnos y de luchar hasta el final", confiesa Xammar.
Esta mañana mientras me lavaba los dientes me he dicho: 'Hazlo como quieras, pero vuelve con una medalla
"A mí esta noche me costó dormir mucho, he dado muchas vueltas. El reto era muy grande pero me tranquilicé pensando que hubiese soñado con llegar al día de hoy con opciones de medalla", añade Nico.
Mucha presión por ser opción de medalla
Ambos han confesado que no esperaban sentir tanta presión como la que han vivido esta semana. Jordi ya había estado en los de Río, pero el llegar con opciones de medalla lo ha cambiado todo. Nos hemos quedado impresionados de la presión que se siente aquí. Hay que estar muy concentrado e intentar no darle muchas vueltas a la cabeza. No somos estrellas del deporte, somos gente normal que venimos a unos Juegos y venimos a intentar ganar una medalla", explican.
Nos hemos quedado impresionados de la presión que se siente aquí
El primer pensamiento de ambos fue para sus familias y sus respectivas novias. "Mis padres venían del mundo del motociclismo y mi padre no quería que compitiera porque sabía que es muy dura, pero a mí me encanta competir. Desde muy pequeño, me acuerdo cuando vino Natalia Via-Dufresne en 2004 al Club Náutico Garraf a enseñarnos su medalla de plata supe que quería ser medallista. En casa lo hemos vivido esto como un proyecto familiar y jamás he sentido presión por su parte. Agradecerles todo lo que han hecho por mí porque sin ellos no lo habría conseguido", confiesa Xammar.
En el caso de Nico, también ha sido un proyecto familiar en el que siempre ha contado con el apoyo de los suyos. Por eso no tiene ninguna duda de con quién y cómo lo van a celebrar. "Con una mariscada o varias y con un arroz con bogavante con mi madre, como hacemos siempre que hay algo que celebrar. Y percebes, cerveza...", cuenta el gallego.
La Medal Race fue tan sufrida como han sido todas las regatas anteriores e incluso la campaña olímpica al completo. "Sabíamos que íbamos a tener que sufrir hasta el último metro del último tramo. Veníamos mentalizados y hoy hemos salido a eso, para luchar. Ha sido clave porque la presión te estruja y tú tienes que estar concentrado para aislarte de todo", explica Jordi.
"La gente me dice que llevo cinco años esperando los Juegos de Tokio y yo digo: 'Llevo toda mi vida esperando los Juegos de Tokio", añade.
Ambos se acordaron de sus compañeros de 49er y 49er FX que no pudieron subir al podio y acabaron en un doloroso cuarto puesto. "Los Juegos pueden ser muy crueles, ayer lo vivimos en nuestra piel con Támara y Paula y Diego y Iago. Ellos tienen el mismo nivel o más que nosotros, se merecen igual o más que nosotros esta medalla, pero en su caso la moneda salió que no como nos podía haber salido a nosotros. Hay un escalón muy grande entre una medalla olímpica o no. Es una oportunidad de subir ese escalón y no la queríamos dejar pasar", dicen.
Mientras Jordi seguía con sus manos un poco temblorosas, Nico era la viva imagen de la tranquilidd. "Son formas de vivirlo, los caracteres de ambos son distintos, pero aun siendo tan diferentes las cosas se pueden llevar lejos porque los objetivos son los mismos y el camino es el trabajo", dice el gallego. Y a trabajo durante estos cinco años no les gana nadie.