Es menudita de estatura pero gigante de espíritu. Camelia Liparoti es una de las clásicas del Dakar, de hecho, cumple este año su 13ª participación... y a punto ha estado de no poder comenzarlo.
Y no por el Covid, ni por problemas de presupuesto, sino por un extraño suceso en el que se vio envuelto su camión-vivienda, un llamativo vehículo de color rosa que era muy fácil de identificar en la maraña de cada campamento.
En la noche del 31 de diciembre, cuando se trasladaba de Jeddah a Ha'il para recibir a los pilotos antes de iniciar el prólogo, el camión acabó, de forma misteriosa, siendo pasto de las llamas.
"Lo conducía Walter, mi asistente, y en el kilómetro 102 camino de Ha'il escuchó una fuerte explosión. Se bajó pensando que habría reventado un neumático, pero estaban bien. Sin embargo, el camión acabó incendiado. Lo perdimos todo", narra, emocionada, a MARCA. El vehículo, por cierto, está en manos de la policía saudí, que investiga lo sucedido.
Porque plantarse en un Dakar y, el día antes de arrancar, saber que has perdido tu refugio debe ser un trago muy duro de afrontar: "Lo que había dentro, el pasaporte, mi ordenador, la ropa... tiene valor, pero solo es material. Lo peor es lo sentimental, el dolor del corazón. Cuando llegas al campamento necesitas tu espacio. Ahora, cuando me bajo del coche, no sé a dónde ir. Mira, es que estoy hablando contigo y aún me emociono", dice entre lágrimas.
Porque el susto y la amargura no se le han pasado aún, aunque la competición alivia: "Cuando estás en carrera aún te olvidas un poco, pero sigo pilotando entre lágrimas", reconoce. Eso sí, el bálsamo ha sido el cariño de los aficionados y de los participantes y la organización: "Recibía cientos de mensajes cada hora. Un competidor francés incluso me dio su tarjeta de crédito. El equipo X-Raid [ella compite con un T3 prototipo ligero preparado por la estructura alemana] me ha ayudado mucho, se han volcado. He comprobado que esto es una familia", narra Camelia, mientras viste la chaqueta amarilla que distingue a los de la organización, regalo de ASO.
Xavi Blanco, su copiloto, también con lo puesto
En ese camión viajaban todas sus pertenencias y las del español Xavi Blanco, su nuevo copiloto para este año (recordemos que en 2021 protagonizó la historia del año por el conflicto con su piloto, Ricardo Ramilo, al que la organización no ha permitido participar este año). "Nos quedamos con lo puesto", cuenta Blanco a MARCA, "menos mal que llevábamos con nosotros la ropa de correr, porque si no no podríamos haber salido. Se quemó todo".
"Toda la preparación que llevaba en mi ordenador de las etapas del Dakar se perdieron, me han tenido que prestar ropa... me quedé prácticamente con lo puesto, porque lo llevábamos todo allí", recuerda.
Al menos, el Dakar les ha devuelto la jugada en lo deportivo, ya que la dupla Liparoti-Blanco está, nada menos, que en el top 10 de la competitiva categoría T3.