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La temporada de Daniel Ricciardo tuvo de todo en 2023, un regreso inesperado en AlphaTauri cuando pensaba pasarlo como probador, una prueba con Red Bull donde se filtró que era más rápido que Checo Pérez en Hungaroring, la rotura de un dedo en Zandvoort, que le tuvo fuera más de un mes, y el cuarto en parrilla en México (séptimo en carrera) que dejó atónitos a todos.
El australiano, a sus 34 años, afrontara una nueva temporada en AlphaTauri con Yuki Tsunoda como compañero y dice sentirse aliviado por lo vivido y quizá por no tener que asumir una jefatura de filas que si bien en Renault no le fue mal, se le atragantó en McLaren en 2021 y 2022, superado siempre por Lando Norris. Es un ocho veces ganador de Gran Premio y cuando quizá se veía fuera de la F1, como confiesa, ahora inicia una segunda etapa prometedora en el Gran Circo. Viendo a Fernando Alonso, es muy probable que le quede cerca de una década de actividad si todo le va bien al de Perth.
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"Por mucho que quiera volver a ganar, lo importante es que creo que puedo hacerlo. Pero no voy a basar esta segunda fase de mi carrera sólo en eso. La baso en mi felicidad, en cómo clasifico el éxito en esta segunda fase. Ganar de nuevo sería muy bueno, pero ahora siento que no estoy cargando el peso del mundo sobre mis hombros, y es algo agradable", dice en 'Formula1.com' sobre su nueva mentalidad, tras varios años duros.
México y el cuarto en parrilla
"Un fin de semana como México, es un fin de semana en el que sentí todo lo que necesitaba sentir de nuevo. Obviamente, el equipo estaba muy feliz, todos estaban felices y esas cosas ayudan a que todo siga adelante", recuerda.
"Poner el coche en una posición donde la gente no espera verlo, eso es algo que te emociona. Y el cuarto [en México] se sintió como una pole, porque sentí que el AlphaTauri de este año no tenía por qué estar en la segunda fila de la parrilla. Simplemente nunca se vio así, así que ese tipo de cosas me excitan, me hacen sentir mariposas en el estómago. Y si eso puede suceder, obviamente podría abrir puertas más adelante para volver a luchar por victorias", confía Daniel.
El momento malo fue su accidente en Zandvoort, cuando en la primera peraltada, la curva 3, tuvo que frenar para no llevarse a Oscar Piastri y acabó contra la pared y se fracturó un dedo. "Ojalá esto nunca hubiera sucedido, porque fue incómodo y doloroso y lo que sea. Pero ahora que obviamente ya está hecho, todavía veo este año como algo positivo, porque sentado en la parrilla de Abu Dabi, hace un año (en su despedida de McLaren), pensé: '¿Podría ser esta mi última carrera?'", asegura.
"La verdad es que no exagero cuando digo eso. Realmente no lo sabía y sinceramente pensé que tenía un 50/50 de posibilidades. Tener el año que tuve, olvidarme de la mano, me siento un poco... renacer de nuevo es la palabra correcta. Me siento revitalizado, definitivamente tengo un segundo aire", dice en lo que parece un cambio de mentalidad importante.
"Incluso si hablo de la mano, que no lo sintiera como un revés, probablemente dice mucho. Pude ver cómo, tal vez, algunas personas verían ese lamentable accidente, con graves consecuencias como sí, tal vez Daniel tendría que haberse dado por vencido. Eso probablemente sea solo una señal de que debería simplemente dar por terminado el día. Pero nunca pensé eso, nunca me sentí así. ¡Así que tal vez eso me dio aún más poder a la decisión de intentar patear traseros!", señala en un año de transición en la escudería de Faenza, que tendrá a Laurent Meekies, salido de Ferrari este verano, como nuevo director deportivo.
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