Conseguir que Ai Ogura hable ya es un logro. Es tímido, reservado, callado e introvertido. Más aún hace unos años, cuando apenas sabía inglés. Pero este japonés de 23 años, de Tokio, siempre supo que tenía que abrirse al mundo, aunque eso supusiera salir de su zona de confort. Todo por triunfar.
Porque el nipón es un protegido de Honda desde niño, desde que entró en la Asia Talent Cup, la categoría de formación de Dorna. Allí, en su segundo año ya fue subcampeón. Eso hizo que se mudara a Europa con apenas 16 años. Se fue a vivir a Barcelona, compartiendo piso con otros pilotos asiáticos.
Su talento era indudable, pues en su primer año en el entonces llamado FIM CEV, en Moto3, ganó en Jerez. Subió al Mundial con el que fue su equipo, el Honda Team Asia. Con ellos, dirigido por Hiroshi Aoyama, el anterior campeón japonés (en 2009 en 250cc), escaló y estuvo un curso en el FIM CEV, tres en Moto3 y dos en Moto2.
En la categoría pequeña, ya rozó el título en 2020, gracias a su constancia. Hizo siete podios en 15 citas, más que nadie, pero se quedó a cuatro puntos del vencedor, Albert Arenas.
Se cayó del título de Moto2
Saltó a la clase intermedia y en su segundo curso acarició la corona. De hecho, la perdió de forma dolorosa cuando la tenía al alcance de la mano. Era líder tras Australia, a falta de dos grandes premios. Le sacaba 3.5 puntos a Augusto Fernández. En Malasia, iba segundo y el balear, sexto en la penúltima vuelta. En la general virtual, estaba con 13.5 puntos de ventaja a falta de Valencia. Pero Ai se cayó y el mallorquín se fue a Cheste con 9.5 de renta. Augusto no falló y Ogura fue subcampeón.
Rechazo a subir con Honda
Su 2023 estuvo lastrado por las lesiones y vio que necesitaba cambiar. Así, para 2024, fichó por el equipo madrileño MT MSi, con chasis Boscoscuro. Quería un compañero fuerte para subir su nivel y lo encontró en Sergio García Dols. Eso sí, se llevó a Norman Rank, su jefe técnico.
El de Tokio batió al castellonense hasta en la carrera por subir a MotoGP. Ai rechazó en 2023 subir con Honda, quien le pagaba su contrato y pasó lo mismo con 2024, cuando firmó para ir en 2025 con una Aprilia del Trackhouse.
"Es un piloto muy tranquilo, muy cerebral", confirma Oriol Gatell, de su escuadra de Moto2. Pero, su pilotaje es agresivo, con fuertes frenadas y una puesta a punto peculiar. Todo un ninja silencioso, que te 'mata' cuando te descuidas.
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