
Todos hemos visto películas ambientadas en la Toscana, con ese aire romántico entre viñedos que caracteriza esta región. Pero nadie ha resaltado quizás la enorme belleza de recorrer la región en coche, de tomar la carretera valorando el camino y el paisaje de la misma manera que un aficionado al vino disfrutaría del caldo estrella de la zona, el chianti.

Por eso hoy vamos a contaros sin fábulas lo increíble del camino de la SS 222: la Strada Statalle Chiantigiana. El nombre es una declaración de intenciones.
Esta ruta, de apenas 72 kilómetros, es perfecta para los amantes de la conducción, llena de curvas, sinuosas y plagadas de campos de girasoles, olivos y viñedos desde nuestro punto de partida, la inabarcable Florencia, hasta la autovía de Siena.

Un camino con forma de sacacorchos que nos saca de la facilona vía rápida para ir disfrutando uno a uno de todos los pasos, como si se tratara de una procesión de una Semana Santa vinícola.
La ruta del gallo nero nos lleva a conocer pueblos encantadores y menos 'asediados' por turistas, con arquitecturas y cascos medievales, marcas etruscas y romanas y huellas del renacimiento que invitan al paseo y a la degustación pausada del vino y, ojo, unas de las mejores cocinas caseras del mundo.

Estamos en un lugar donde una buena pizza, un ragú de jabalí o simplemente embutidos y bruschettas, bien regados con el conveniente chianti, hacen que desaparezcan las fronteras entre popular y lo refinado.

Atravesar la carretera apenas lleva dos horas pero son las paradas las que valen la pena. Greve in Chianti es uno de los puntos importantes de la senda, uno de los pueblos más grandes de la misma, muy bien conservado, con flores y tienditas por el paseo empedrado.

Recomendamos la visita en sábado, cuando podremos disfrutar del chianti rosso mientras en la plaza principal de Giovanni di Verrazzano se convoca a turistas y habitantes en el mercado gastronómico.

A kilometro y medio podemos hacer una breve parada en la aldea de Montefioralle o a 5 kilometros en Panzano con su bonita iglesia. Y a menos de 5 minutos, la bodega de Vallone de Cecione, pequeña, pero de gran tradición y trato familiar. sco y la mamma son conocidos por su hospitalidad. Aquí es difícil salir sin comprar algo... El buen gusto decora en cualquier casa.

De aquí pasamos a otro de los puntos fuertes de esta carretera, sus pequeños desvíos nos llevan lugares como San Gimignano, Volterra y Montepulciano (localidades conocidas por acoger el rodaje de la saga Crepúsculo), la ciudad etrusca de Castellina In Chianti, Castelnuovo di Berardenga....

Hogares de grandes bodegas tradicionales que salpican una geografía ideal, perfecta para conducir pero también para detenerse en cada esquina, disfrutando del paisaje característico de esa Italia de cuento de hadas, dotada de tradiciones que se remontan hasta más allá de la Edad Media, pero que siempre recibe con los brazos abiertos.