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Paulina Rubio siempre ha sabido cómo convertir el caos en un espectáculo. Desde que era una jovencita dorada coreando éxitos en Timbiriche hasta sus batallas mediáticas con exparejas y colegas, la cantante ha mantenido su lugar bajo los reflectores. Pero esta vez, los reflectores no iluminan un escenario: alumbran su sala, su cocina, y sobre todo, la relación que sostiene con su hijo adolescente.
Todo comenzó con un llamado silencioso desde Miami, pero no a una disquera ni a un estilista, sino a una terapeuta familiar. La justicia estadounidense ordenó una intervención emocional entre Paulina, su hijo Nicolás -fruto de su relación con el empresario español "Colate" Vallejo-Nágera- y el propio Colate, luego de que surgieran preocupantes diferencias dentro de su dinámica familiar. Las cámaras están lejos, pero el drama se vive a puerta cerrada.
¿Cómo empezó la supuesta crisis de Paulina Rubio?
Según trascendidos, el episodio detonante ocurrió durante una sesión de fotos en casa de Paulina. Lo que debía ser un momento artístico terminó en tensión, al punto que la niñera del menor decidió hacer una llamada de emergencia. Se habló de gritos, de un celular volando y de una mamá que no supo cómo manejar una palabra hiriente de su hijo. En medio de todo esto, Colate acudió a los tribunales para exigir que su hijo reciba apoyo emocional... y que Paulina también lo haga.
Durante la audiencia, salieron a la luz detalles que dibujan una dinámica compleja. El adolescente se siente incomprendido, aislado, atado a su celular como única vía de escape. La defensa de la 'Chica Dorada', sin embargo, sostiene que la cantante está siendo malinterpretada, que fue una madre reaccionando ante una falta grave y no una agresora. Entre ambas posturas se levanta una pared de incomunicación que ahora deberá romperse, terapia mediante.
¿Qué decidió el juez en el caso de Paulina Rubio?
La decisión judicial no habla de culpables, pero sí de heridas que deben atenderse. Porque, aunque no hay veredicto, el solo hecho de que un tribunal pida terapia familiar muestra que la situación ha cruzado una línea delicada. Y mientras los medios especulan y las redes toman partido, Paulina guarda silencio, como quien entiende que no hay hit que compita con el eco de una crisis familiar.
Esta vez, la "Chica Dorada" no busca escalar los charts, sino sanar los vínculos. Y esa, sin duda, será su gira más íntima.
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