Desde los 14 años, el gimnasta Néstor Abad ha celebrado pocos cumpleaños fuera del gimnasio. Esta semana cumplió los 29, en su casa de Alcoy, junto a su familia. Desde hace algunas semanas no frecuenta el gimnasio de artística masculina del CAR de Madrid, donde acostumbra pasar más tiempo. Una dolencia cardiaca se lo impide, poco después de lograr su mejor resultado en una gran competición, el décimo puesto en la final del concurso general de los pasados Mundiales. Ahora, inactivo por prescripción médica pero sin tratamiento, atiende a la respuesta de su organismo.
Todo empezó el pasado enero, tras pasar una fuerte gripe el mes anterior. Su corazón empezó a mandarle señales de alerta. Se aceleraba más de lo normal en los entrenamientos, le faltaba el aire, sensaciones que se intensificaron ya a lo largo del día. Las primeras pruebas médicas no detectaron nada anormal, "pero en el gimnasio notaba que me mareaba, hasta que un día acabe tumbado y el fisioterapeuta me llevó de urgencias al hospital", recuerda Néstor. Nuevas pruebas, analíticas, un TAC, que reveló una pericarditis (inflamación de la membrana que recubre el corazón), pero los médicos no apreciaron gravedad. Le permitieron seguir entrenándose, "pero yo sentía que si me esforzaba, la iba a palmar", se sincera.
Yo sentía que si me esforzaba, la iba a palmar
Por fin, una resonancia magnética identificó una miocarditis (inflamación el músculo cardiaco) y un ligero derrame. La función ventricular, la que bombea sangre, estaba por debajo del mínimo. Pero los especialistas que le atienden no terminan de dar con el origen de esa dolencia y, por ahora, no han decidido cómo tratarla, más allá de recomendarle reposo para comprobar cómo responde su cuerpo.
"Me encuentro algo mejor, pero al mínimo esfuerzo que hago me suben muchos las palpitaciones. Sólo me permiten hacer algo de musculación muy suave. Puedo hacer vida normal, camino, llevo a mis niños al cole, y ya no me mareo", describe Abad su estado Abad. "A veces me entran ganar de hacer un esprint de cien metros, gastar energía y cansarme, una sensación como la de los perros cuando no pasean. Pero como no lo puedo hacer tengo que contenerme y entretenerme con otras cosas. Lo bueno es que estoy con mi familia y paso mucho tiempo con mis hijos".
A veces me entran ganar de hacer un esprint de cien metros, gastar energía y cansarme, una sensación como la de los perros cuando no pasean
Transcurrido un mes, volverán a hacerle una prueba diagnóstica para comprobar el estado de su corazón, aunque ya le han advertido que la recuperación puede prolongarse durante varios meses. Este año la competiciones internacionales de han retrasado. Los Europeos se disputarán en agosto y los Mundiales, que ya son clasificatorios por equipos para los de 2023, a caballo de octubre y noviembre. Abad no cree que pueda disputarlos. "Siendo realista es difícil que reaparezca a tiempo. Cuando me den el alta tendré que ir muy progresivamente para que el corazón se adapte al trabajo, y eso son muchos meses. No sé si podré esforzar mi cuerpo al máximo para llegar a una competición, lo dudo", señala.
Es una putada perderme un año de competición por algo que no puedo controlar
A pesar de este contratiempo que le mantiene en un limbo, y de que su prioridad ahora es cuidar de su salud "por delante de cualquier otra cosa", su ilusión y su propósito son intentar disputar sus terceros Juegos Olímpicos en París 2024, "porque me encanta lo que hago y lo disfruto", asegura. Esa buena clasificación en los pasados Mundiales, en una final en la que su compañero Joel Plata también destaco -séptimo-, supuso para él "una motivación de cara al trabajo. El conocimiento del trabajo lo tenemos y sabemos aplicarlo, da igual que el tiempo que esté parado, pero es una putada perderme un año de competición por algo que no puedo controlar".
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