- Olimpismo El camino al Olimpo del hockey español
José Manuel Brasa, el técnico que dirigió al equipo femenino de hockey que conquistó el oro en Barcelona 92, está viviendo unas horas muy amargas. Mientras la familia se encontraba en Vigo en el entierro de su madre, de 99 años, su casa de Madrid fue asaltada por unos ladrones que cortaron la verja y se llevaron, entre otros objetos, las réplicas de las dos medallas de oro olímpicas (la suya y la de su mujer, Virginia Ramírez, jugadora de aquella inolvidable selección), así como otros recuerdos de su etapa deportiva.
"Mi madre murió el viernes por la mañana mientras dormía. Faltaban tres meses para que cumpliera los 100. No ha sufrido y no ha tenido ninguna enfermedad", explica a MARCA mientras conduce de regreso a Madrid. La incineración y el entierro fueron el sábado y el lunes, a las 20:00 horas, se celebró el funeral.
"No sé cómo la gente se enteró de que nos habíamos ido", reflexiona. Porque entre que su hijo Guillermo viajó a Galicia (el lunes a primera hora) y su mujer Virginia, campeona olímpica de hockey en Barcelona'92, regresó a casa el lunes por la noche la casa apenas estuvo vacía 24 horas.
Los ladrones cortaron los cables de acero
Virginia, que trabaja en el Comité Olímpico Español, se encontró con la casa abierta y la verja rota. "Vivimos en una urbanización con seguridad 24 horas en Pozuelo (Madrid). Es un bajo con dos terrazas y en ambas había verjas para que no se escaparan los gatos, pero que a su vez dificultaban el desde fuera. Los ladrones han cortado los cables de acero. Esta tarde, a las 19:00 horas, va la Policía Científica a tomar huellas", explica el seleccionador del milagro olímpico hace 31 años.
"Lo que más nos duele es que se hayan llevado las réplicas de las medallas de oro de Barcelona. La original de Virginia no han podido porque estaba bien amarrada a la pared, pero las dos réplicas tienen la misma cantidad de oro que la original. También se han llevado otra medalla de oro de la Federación, insignias y otros recuerdos deportivos", explica Brasa.
Aunque el seguro nos pague, los recuerdos que se han llevado tienen para nosotros un valor sentimental incalculable
"Todos han desaparecido. Aunque el seguro nos pague, los recuerdos que se han llevado tienen para nosotros un valor sentimental incalculable", lamenta. "Son medallas que representan un trabajo que hay detrás", añade su hijo Guillermo quien explica que los ladrones no se llevaron nada de electrónica ni objetos grandes, "sólo cosas de oro". "Que lo devuelvan lo veo muy complicado", añade.
La familia espera que, dando visibilidad a lo sucedido, los ladrones no puedan poner a la venta las medallas y demás objetos personales.
La intrahistoria de aquel oro olímpico
El camino hacia el oro olímpico fue duro, lleno de sacrificios, y en el que la unión del equipo fue clave. La selección española femenina era decimoquinta en el ranking mundial cuando concedieron a Barcelona los Juegos del 92. Jugaba competiciones de tipo B, pero participaría en los Juegos como país anfitrión. Brasa reunió al equipo en el CAR de Madrid y le mostró en una pizarra su plan de trabajo en tres columnas: objetivos, costes y beneficios. La opción 1 era, básicamente, ir a participar; la 2 consistía en hacer un papel digno (quinto o sexto puesto, que ya suponía subir en el ránking 10 puestos) y la tercera, ir a por la medalla. La última implicaba un "plan inhumano" de trabajo, lleno de renuncias y sin garantías de éxito, pero fue por el que se decidieron todas. Trabajarían para ganar esa medalla.
Se mudaron meses antes a Terrasa y entrenaban con la máquina de tirar bolas de tenis, pero con bolas de hockey a 300 km/h, las porteras tenían que pararlas con una sábana delante... Métodos innovadores que acabaron dando sus frutos con la selección femenina de hockey en lo más alto del podio olímpico.
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