A lo largo de la historia del dopaje, casi tan antigua como el deporte, se han ido sucediendo las excusas o los pretextos para explicar los fraudes, con mayor o menor fortuna a la hora de ser estimados por la instancias competentes. Algunas tienen éxito y libran a los deportistas de un posible castigo, como es el caso del número mundial del tenis masculino, Jannik Sinner. Otras no funcionan, por imaginativas que sean, como el caso del atleta de Surinam Issam Asinga, suspendido por la Unidad de Integridad del Atletismo (AIU) tras dar positivo por metabolitos de GW1516, una sustancia prohibida en la categoría de moduladores hormonales y metabólicos.
El atleta explicó que su positivo se debió a un producto de recuperación de Gatorade: dos recipientes de gominolas que, según él, contenían GW1516, pero la AIU no encontró pruebas suficientes de que esto fuera así. En el caso de Sinner el tribunal no encontró argumentos para contradecir la explicación del tenista: su fisioterapeuta usó un medicamento contaminado con un esteroide anabolizante (clostebol), que le 'pasó' al darle un masaje con las manos desnudas: recibió una sanción menor.
Salvando algunas distancias, su caso es parecido al de la piraguista polaca Dorota Borowska, que también dio positivo con clostebol: alegó que la sustancia estaba en un medicamento con el que trató lesiones de su perro. La suspensión se le levantó justo a tiempo para que pudiera participar en París 2024. A la numero 1 del tenis femenino Simona Halep también se le aceptó la tenis del medicamento contaminado y la involuntariedad, pero tras cumplir casi dos años de una sanción de cuatro.
La excusa del velocista se una a la larga lista de explicaciones que han aportado los deportistas, entre las que destacó también hace dos años la de la patinadora rusa Kamila Valieva, que presentó como 'coartada' que pudo haber bebido del mismo vaso que su abuelo, que padecía problemas cardiacos y tomaba una medicación que contiene sustancias prohibidas para el deporte. El error involuntario en el medicamento tampoco sirvió al futbolista 'Papu' Gómez, campeón del mundo con Argentina, que dijo haber tomado un medicamento de sus hijos para calmar una crisis de broncespamo. El fármaco en cuestión contenía un compuesto parecido al salbutamol, una sustancia clásican del mundo del dopaje.
Dopaje por celos, sexo y venganza
Y es que la lista de excusas es larga e implica a elementos como el sexo, la venganza, la 'gastronomía'... La obstaculista sa Claude-Boxberger dio positivo por EPOy acusó a un miembro de su equipo de inyectársela, por venganza, mientras dormía: había despedido a ese entrenador por abusar de ella. Éste con el tiempo inició una relación con la madre de la atleta, volvió al equipo con este aval y, por ajustar cuentas con el pasado, realizó supuestamente esta acción dopante.
De 'venganza' habló Justin Gatlin cuando acusó a su masajista de haberle istrado testosterona en crema. Compartía, eso sí, entrenador con los atletas del caso BALCO.
También fue de novela el caso del ciclista danés Michael Rasmussen: perdió el Tour 2007 por tres faltas en el control de localización. Alegó que realmente se encontraba en Italia, por 'razones particulares' cuando había declarado estar en México, insinuando un 'asunto conyugal'. Finalmente reconoció que se llevaba dopando ya varios años.
La palista canadiense Laurence Vincent-Lapointe, positivo por ligandrol y alegó que había sido infectada por su pareja. Gracias a un análisis de cabello descubrieron que su novio había consumido un producto con ligandrol y un experto confirmó que la pequeña cantidad de la sustancia encontrada en la muestra de Vicent-Lapointe podría provenir de una transmisión de fluidos corporales. Fue exculpada.
Es famoso el caso del beso de Richard Gasquet: El tenista, al que se le encontró cocaína en la orina, logró demostrar que había 'ingerido' esa sustancia besando a una mujer, por lo que se le rebajó la sanción de 12 a dos meses. El velocista Dennis Mitchell dio positivo en 1998 por testosterona y adujo que era debido a que tenía relaciones sexuales con intensidad. La Federación de Estados Unidos aceptó esta excusa y le absolvió, pero la IAAF le castigó con dos años. Estaba en el Caso Balco.
También está el caso del baloncestista Donell Cooper II, que se enteró de que su pareja estaba embarazada cuando analizaron su orina (la de él) en un control. Al respecto, cabe reseñar que el ciclista belga Michell Pollentier fue 'cazado' intentando usar en un control una pera neumática llena de orina limpia, conectada a un tubo oculto bajo su propio pene. O el atleta italiano Devis Licciardi que intentó repetir la jugada con un pene falso. Hay quien afirma, sin embargo, que deportistas como Mike Tyson sí usaron este procedimiento con éxito. El mismo Tyson, por ejemplo.
La tenista búlgara Karantantcheva dio positivo por nandronlona y alegó que su organismo la había producido naturalmente por estar embarazada, sin ella saberlo. La AMA la considera sustancia exógena. El embarazo no llegó a término por un aborto espontáneo.
El atleta LaShawn Merrit dio positivo por DHEA, una prehormona que interviene en la producción de hormonas sexuales. Explicó que se debió a un producto sin prescripción médica destinado a aumentar el tamaño del pene. Fue sancionado 21 meses.
Dopaje por 'gastronomía'
La carne tuvo que ver en los casos de Alberto Contador y David Martínez: ambos dieron positivo por clembuterol y nandrolona, respectivamente, y alegaron la ingesta de carne de vaca y cerdo para explicar sus casos. También David Meca alegó que su positivo se debió a haber consumido en Brasil un plato llamado sarapatel y realizado a base de casquería. En todos los casos tuvieron que cumplir sanción.
En el caso de la estadounidense Houlihan el TAS desestimó su argumentación,basada en la ingesta de un burrito la noche anterior al control que contenía, según la deportista, carne de cerdo contaminada. Fue sometida a una prueba de polígrafo y a análisis de cabello tras su positivo por nandrolona, que no avalaron su declaración.
En el mundo del fútbol, sin embargo, a veces se ha itido la 'excepción gastronómica'. Por ejemplo la FIFA levantó la sanción a cinco internacionales mexicanos durante una Copa Oro de la CONCACAF y por este motivo. El tenista Petr Korda, campeón del Open de Australia en 1998, aludió también a la carne para justificar la presencia de clembuterol en su organismo. Pero la concentración encontrada hubiera requerido comer 40 terneras al día durante 20 años. Pero cuando la china Tong Wen, oro olímpico en judo en Pekín 2008, dio positivo, se aceptó la eximente de contaminación alimentaria.
Dopaje por 'conspiraciones' y espionaje
Quizá lo más sofisticado para doparse sin consecuencias fue el modo de cambiar muestras contaminadas por 'limpias' que narró el arrepentido doctor Grigori Rodchenkov acerca del laboratorio olímpico de Sochi 2014, cuando el FSB ruso practicó entradas secretas y desarrolló instrumentos para abrir los inviolables frascos que contienen las muestras. Al menos, así lo creen el COI y la AMA. Cuando Javier Sotomayor dio positivo por cocaína el dictador cubano, Fidel Castro, alegó que el ídolo del deporte nacional había sido víctima de una conspiración imperialista.
La pandemia de coronavirus influyó en el positivo del neozelandés Zane Robertson, plusmarquista de Oceanía tanto en 10K como en medio maratón, al menos a decir de este. Recibió una suspensión de ocho años tras dar positivo por EPO en 2023 y aportar documentación falsa en su defensa. Robertson atribuyó su positivo a que se vacunó contra el COVID en un entro médico de Kenia, y la dosis recibida estaría contaminada con EPO. En el centro médico declararon que Robertson nunca estuvo allí.
Cuando el atleta alemán Dieter Baumann dio positivo por nandrolona, alegó que sus enemigos -del entorno deportivo de la extinta República Democrática Alemana- manipularon su dentífrico para añadirle sustancias prohibidas. Sus 'pruebas' no fueron estimadas y cumplió dos años de sanción.
La importancia de leer: El famoso positivo por meldonium de María Sharapova en los primeros meses de 2016 se debió, según propia confesión, a que ni ella ni nadie de su equipo había leído los informes enviados por la AMA, avisando de que la sustancia pasaba a ser positiva el 1 de enero de ese año. En las Grandes Ligas estadounidenses de béisbol, muchos peloteros latinos alegaron no saber bien inglés y, por lo tanto, equivocarse al leer la composición de complejos vitamínicos en las fechas de los escándalos de los esteroides.
El atleta Lewis Francis explicó que su positivo por cannabis se debió a un consumo 'pasivo'. Recibió sólo una amonestación pública, por tratarse de una sustancia que no afectaba a su rendimiento deportivo, pero fue inhabilitado por Gran Bretaña. El 'rider', por su parte, dio positivo por marihuana en 1998 y el COI le retiró su medalla y le expulsó de la cita olímpica.
El positivo deJemima Sumgong: un embarazo ectópico, una transfusión... La atleta fue sancionada ocho años por el positivo y por suministrar documentos falsos tras su positivo por EPO. Sumgong alegó que había recibido en el hospital una inyección de EPO y una transfusión sanguínea por un tratamiento debido a un embarazo extrauterino. Los investigadores pudieron comprobar que Sumgong no había estado ingresada en ese hospital en las fechas indicadas.
Otro 'embarazo' estuvo en el fondo del caso de Tyler Hamilton... y su 'gemelo nonato': El ciclista explicó que las células ajenas a su organismo que encontraron en su sangre se debían a los restos de un 'gemelo nonato' que habrían quedado incorporadas a su organismo.
Otras circunstancias son más 'inocentes'. El jugador de cricket Shane Wade se habría pasado con un diurético porque su madre le veía gordo. El ciclista Gilberto Simoni aludió a unos misteriosos caramelos que le regaló una tía suya de Perú (un año antes había hablado de la anestesia de su dentista por otra 'sospecha'). El ciclista Raimondas Rumsas alegó que los medicamentos encontrados a su esposa -testosterona, EPO, corticoides...-, eran para su suegra enferma. Frank Vandebroucke, con una despensa similar, afirmó que eran medicinas para su perro. El futbolista Romario atribuyó su positivo por anabolizantes a un crecepelo. Diego Maradona achacó su positivo del Mundial 94 (con efedrina, norefedrina, pseudoefedrina, norpseudoefedrina y metaefedrina) a un antigripal.
Otros casos son de 'higiene': El tenista Mariano Puerta, positivo tras la final de Roland Garros de 2005, frente a Rafael Nadal, habría bebido agua del vaso de su esposa sin enjuagarlo antes: contenía un medicamento prohibido. El futbolista peruano Paolo Guerrero señaló que su positivo por un metabolito de cocaína se debió a tomar té en una taza sin lavar, previamente usada para tomar mate de coca. Esa misma sustancia provocó años antes el positivo de su compatriota y colega Chemo del Solar, también de forma involuntaria, claro.
Y hay circunstancias 'incontrolables': Fatima Yvelain, mediofondista sa, alegó en 2012 que en una carrera bajo la lluvia el agua debió reaccionar con algún componente de su vestimenta o calzado, que habría 'pitado' en el control.
Y un caso, en fin, de celo: Los atletas griegos Kenteris y Thanou sufrieron un accidente de moto -en el que la moto resultó con abolladuras en el lado contrario de que ellos tuvieron contusiones y rozaduras- cuando se dirigían a toda velocidad a encontrarse con el equipo de control que les esperaba en la Villa Olímpica de Atenas 2004, tras varios malentendidos de localización. Siete años después acabaron reconociendo que se habían saltado el control a propósito.
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