"Pocas veces una semifinal vale más que un título"

Pocas veces una semifinal vale más que un título. Con permiso y el máximo respeto a Osasuna que merecida tiene su fiesta lo que hoy se juega en el Camp Nou tiene más valor, de cara al futuro, que la copa que se adjudica el próximo 6 de mayo en La Cartuja.

Para el Barça, que ya ha ganado la Supercopa patria en Arabia y va a ganar LaLiga en breve, cerrar este triplete nacional significaría cambiar el sino de los acontecimientos que, tal y como está el patio con Negreira, Laporta, UEFA y el Vaticano a poco que escarbemos, parecía imposible de conseguir. Mérito máximo el de Xavi que ha tenido que seguir aprendiendo por el camino, que no ha contado con Pedri, su referente, en una docena de partidos y cuyo goleador, Lewandowski, siendo decisivo, ya no es el que deslumbró en Múnich.

Sería el póker de victorias consecutivas. En una final, en una eliminatoria, en la regularidad, dominando, defendiendo, remontando, goleando. De todas las maneras. Un cambio de ciclo. En España, claro. Porque inexplicablemente no tiene traslación a Europa.

Mientras en Madrid se habla de leyes no escritas. Si ganas, sigues. Si pierdes, te vas. Me llama la atención que solo atañe al entrenador. ¿Alguien más va a pagar, o debería pagar por cerrar el año con títulos menores? Si el Madrid asalta el coliseo culé que vivirá su último partido copero en tiempo, minimizará el impacto de una liga descuidada seguramente por el empacho del pasado curso. Se miraría a Londres sin tantas urgencias y frenaría el evidente avance de su eterno rival. Es una semifinal con doble recompensa y el viaje en AVE a Sevilla sería lo menos relevante.

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