La geografía española está repleta de municipios con una historia fascinante, que recuerda a la época medieval y que son algunos de los rincones menos conocidos para la mayoría. Pero para aquellos que apuesten por el turismo rural hay un pueblo en Jaén que es, sin lugar a dudas, un punto clave, con muchas ofertas gastronómicas y culturales que evocan a un pasado glorioso.
Hornos es, por mérito propio, un pueblo histórico. Se ubica dentro del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas, en concreto en la comarca de Sierra de Segura. Curiosamente, su población se divide en varias aldeas: Cañada Morales, La Capellanía, El Carrascal, Fuente de la Higuera, Guadabraz, Hornos el Viejo, El Majal, La Platera, El Tovar, El Tranco y La Venta.
El esplendor de Hornos en la época medieval
Su historia es realmente fascinante, puesto que sus primeros pobladores datan del siglo III a.C. Años más tarde, el lugar quedó abandonado o, al menos, sin que se tengan registros de sus habitantes hasta ya entrada la época medieval, cuando volvió el esplendor a Hornos, siendo denominado comúnmente por los árabes como Fornus.
En 1239 el enclave fue conquistado por Pedro Pelayo Correa, maestre de la Orden de Santiago, pasando así a la diócesis de Cartagena. Fue entonces cuando se erigió su imponente castillo, que destaca por su altura y su disposición, siendo un punto estratégico en la defensa de la zona durante mucho tiempo.
La población fue creciendo hasta el siglo XX, llegando a su máximo con 3.012 habitantes. Desde entonces, como consecuencia del crecimiento de las ciudades y la despoblación rural, el número de vecinos de Hornos fue descendiendo hasta caer por debajo del millar. A pesar de todo, debido a su importancia, fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1985.
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