Dragon Age: The Veilguard
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Dragon Age Origins. Awakening. DA 2. Inquisition. Y ahora, The Veilguard. Desde 2009, y a lo largo de los (casi) último 20 años, BioWare nos ha dejado con algunos de los RPG occidentales más destacados de la industria. Siempre bajo el amparo de su primer lanzamiento, hoy día Dragon Age dice ser una saga con miles de seguidores. Por desgracia, su más reciente entrega no solo se ha hecho de rogar durante diez años, sino que tuvo numerosos problemas durante su fase de desarrollo.
Ahora, tras una muy larga espera, por fin está entre nosotros, pero, ¿está a la altura de las expectativas? ¿Hace honor a todo aquello que significa la 'era del dragón'? De buenas a primeras, es lógico que nos hagamos esta pregunta, puesto que hemos pasado mucho tiempo en la inopia... Hasta ahora. El pasado jueves 31 de octubre, Dragon Age: The Veilguard se estrenó en PC y consolas de nueva generación, y hoy os cuento qué me ha parecido tras dedicarle casi todo mi tiempo libre durante los últimos días en PS5.
Dragon Age: The Veilguard, el nuevo origen de una leyenda
Ejemplo de nuestro personaje a nivel bajo. Tendremos dos armas: set de espada y escudo y un mazo (o hacha) pesada, además de armadura, anillos, etc.
La respuesta a esta pregunta es sí, Dragon Age: The Veilguard es un gran RPG que gustará a la mayoría de fans del género. Como viene siendo habitual, esta afirmación tiene sus matices, especialmente para los s de la vieja escuela... como yo. Hoy día todavía recuerdo los cientos de horas que le dediqué a Origin y la intensidad con la que viví la historia de El Guarda Gris con Morrigan, por ejemplo. Tampoco me olvidó de mis numerosas visitas a Dragon Age Keep, esa web en la que podía crear un tapiz con todas mis decisiones.
Lo interesante de esta era que importaba nuestra historia al siguiente juego si lo hacíamos desde una plataforma diferente, provocando cambios tan notables como el nacimiento (o no) de Keiran, el hijo de Morrigan, en Inquisition, o la supervivencia de El Guarda Gris en la historia general del mundo. En cierto modo, podíamos decir que DA destacaba gracias a este sistema, pero ya no está. Sin duda, es lo que menos me ha gustado de un RPG que dice ser mayúsculo, pues siento que toda mi historia se ha perdido. Pero, ¿cómo es eso posible? Pues porque las únicas instrucciones que podemos darle a The Veilguard respecto al pasado son tres decisiones relativas a Inquisition.
O lo que es lo mismo, The Veilguard es algo así como un soft reboot en el que se establece un camino unificado donde se pierde parte de esa identidad pasada. Y me da pena, mucha pena, puesto que este era uno de los grandes sellos de BioWare para con su RPG. Personalmente, seguiré pensando que mi historia es la correcta, al igual que los demás pueden hacer lo propio con las suyas, pero no es lo mismo imaginarlo que establecerlo de manera 'oficial' dentro del juego. Así que sí, hecho de meno el tapiz de las decisiones y mi pasado como jugador de la saga
Un gran RPG con una polémica que es puro humo
Ejemplo de uno de los numerosos combates en el que, además, podemos ver un cofre a la izquierda con ítems y recompensas.
Aquí he hablado desde la nostalgia más pura, puesto que es un punto tan, tan, tan subjetivo y personal que, en realidad, no define de manera eficaz lo que nos encontramos con Dragon Age: The Veilguard. Si nos ceñimos al presente, lo que nos encontramos es con un RPG de magia y fantasía de gran calidad que -eso sí- está sufriendo por culpa del review boming. Actualmente, cientos de jugadores lo han puntuado con notas muy bajas en plataformas como Metacritic debido a que incluye mensajes y escenas inclusivos.
¿Y sabéis cuál es la realidad? Que -al menos desde mi punto de vista- es una tontería. Primero, porque Dragon Age siempre ha sido así. Segundo, porque no afecta en lo más mínimo a la historia. Y tercero, porque se han sacado de contexto las cinemáticas más 'criticables' sobre este tema. Al igual que pasó con TLOU 2, DA: The Veilguard ha sido víctima de la intransigencia y la desinformación de determinados grupos, puesto que todo está muy bien implementado. Y si bien es cierto que se pueden detectar algunos diálogos que pueden chirriar un poco más por la forma en la que se expresan, el resultado general es muy bueno.
Y lo digo en un sentido general. Dragon Age: The Veilguard construye de manera bastante eficaz su narrativa a través de un mucho de carácter oscurantista en el que la muerte está a la orden del día. De las cientos de miles de líneas de diálogo que hay, ¿de verdad os molesta que se dediquen unas pocas a recordaros que el mundo es un lugar muy diverso? No debería, la verdad, y menos aún cuando nos presentan un mundo tan, tan interesante. Y es que otra cosa no, pero es que estamos ante un juego que sabe muy bien cómo desarrollar su lore.
Dragon Age: The Veilguard y la grandiosidad de un mundo simplemente precioso
En efecto, una de las grandes virtudes de este nuevo The Veilguard es el diseño de sus escenarios. A través de una historia cuyas misiones principales son más lineales si las comparamos con los juegos anteriores, vertebra toda su trama en unos parajes fascinantes. Cuando nos salimos de la campaña principal y exploramos junto a las misiones secundarios, nos encontramos con mapas más abiertos y con un tamaño más que decente. Sin llegar a emular las cualidades de un mundo abierto, mide muy bien cada escena para que nos sintamos libres, pero no frustrados.
Tenemos muchas cosas por hacer, pero no se pasa. Por eso digo que mide muy bien el tamaño de sus distintos mapas. Podemos explorar sin miedo y encontrar decenas de secretos, pero sin llegar a perdernos en un mapa excesivamente grande. Además, como lo divide todo mediante un muy curioso sistema de viajes rápidos y mapas interconectados mediante portales, la sensación de libertad es incluso mayor. Además, la dirección artística es simplemente genial.
Muchos se han quejado de cómo se ve en plataformas como PS5, pero yo he disfrutado de él en modo visual y lo cierto es que me ha encantado. El rendimiento era bueno, los FPS eran estables y el acabado de los paisajes que he visitado también te deja con sensaciones positivas. Por supuesto, no podemos decir que su puesta en escena marque un cap gráfico en la industria ni que sea el juego que mejor se ve en materia de texturas, pero es bonito y resultón. Es pura fantasía occidental.
Investigando un mundo plagado de muerte y maravillas
Rueda de habilidades con tiempo parado en combate.
Por lo tanto, me gustaría concluir este apartado diciendo que el diseño de escenarios y la dirección artística son de muy alta calidad. Puedo decir lo mismo del sistema de combate, ya que es bastante divertido. A grandes rasgos, controlaremos a un personaje llamado Rook. Ha sido elegido por Varric, un viejo conocido de Inquisition, para ayudarle a detener a Solas, pero las cosas se tuercen más pronto que tarde. Así pues, nos toca enfrentarnos a una amenaza construida por dos antiguos dioses elfos que se han corrompido por culpa de la Ruina, ese gran ente que tantos disgustos dio en Origins, por ejemplo.
Narrativamente es entretenido, y la trama se desenvuelve de buena manera, aunque no podemos decir que su guion sea especialmente rompedor. Sus diálogos sí que son bastante buenos, y hay muchas conversaciones con camaradas de equipo que son... chapeau. Así pues, podéis esperar un RPG con un desarrollo que no da tantas sorpresas en lo argumental, pero que sabe entretener a sus jugadores. De eso tiene gran culpa el combate, pues es bastante más dinámico que antes.
En lo que podría ser un varapalo para los jugadores veteranos que buscaban más de lo mismo, Dragon Age ha dado el salto al ARPG de manera definitiva. Más allá de un pequeño menú de pseudo-pausa en el que podemos escoger que técnicas usar, todo es en tiempo real. Así pues, no solo ha dejado atrás Origins por completo, sino que ha evolucionado la fórmula que ya empezó a diseñar en Inquisition para introducirse de lleno en el rol en tiempo real.
Podremos elegir a los compañeros de cada misión, aunque en algunas tendrá que ir uno u otro de manera obligatoria.
Disponemos, pues, de un ataque simple, un ataque pesado, hasta tres técnicas que podemos equiparnos y editar mientras avanzamos, un ataque definitivo que se carga mientras combatimos, un set de runas que nos pueden dar capacidades especiales y algo así como un sistema de combos en el que podemos potenciar el daño de una habilidad si la continuamos con una segunda (de otro compañero, normalmente) capaz de crear un efecto en cadena. Los enemigos, por su parte, disponen de una barra de salud a la que pueden sumar una de armadura física o mágica, haciendo que sean más duros.
Lo único malo es que, mayormente, la dificultad de estos rivales se mide por su cantidad, no por sus mecánicas, pues fui capaz de cargarme a uno que me sacaba 14 niveles debido a que estaba solo y tuve mucha paciencia. No pasa con todos, pues hay otros que sí tienen sus dones especiales, pero no es una constante absoluta. Más allá de esto, The Veilguard es un RPG divertido con un sistema de combate con una muy buena base, pero que no termina de presentar ninguna novedad. Se acerca a lo que ya hemos visto en otras ocasiones en la industria, tanto para lo bueno como para lo malo.
BioWare ha regresado con un gran RPG: The Veilguard cumple con muy buena nota
El mundo no es solo fantasía, también muerte y dolor.
Si sumas todos estos elementos y le agregas el hecho de que el sistema de decisiones y respuestas en los diálogos funciona mejor, te sale un RPG bastante redondo. Me gusta la forma en la que han construido esto último, puesto que me pareció gracioso que un personaje me respondiese de manera más agresiva en un diálogo posterior después de que en uno anterior yo le hablase de manera irónica. ¿Y esto qué significa? Pues que lo que digamos puede tener consecuencias a corto y largo plazo.
En ese sentido, Dragon Age: The Veilguard coge lo que ya nos ofrecieron otros DA en entregas anteriores y lo mejora. La fórmula es más precisa que antes y, ciertamente, la aventura se siente más personal que nunca. Este simple detalle es de los que más me ha gustado. Al poner esto sobre la mesa con todo lo dicho anteriormente, mi conclusión es clara: pese a que Dragon Age: The Veilguard deja atrás parte del pasado y no mantiene elementos tan potentes como la toma de decisiones entre juegos, es un gran RPG y una buena puerta de entrada a la saga.
Divertido y entretenido, no es perfecto, pero el resultado es notable. Como amante de los juegos de rol, me ha dejado un sabor de boca esencialmente positivo, y tengo muy claro que le voy a dar más de una vuelta a la historia para ver qué cosas me he dejado atrás al tomar unas u otras decisiones. Es lo suficientemente bueno como para que me apatezca volver a disfrutar de él desde el principio.
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