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Cuando parecía que SEGA, Nintendo y compañía habían logrado conquistar el mercado de las consolas sin que nada ni nadie pudiera interponerse, apareció un nuevo adversario fruto del desengaño y las traiciones. Su nombre era PlayStation y junto a ella llegaron algunos de los mejores juegos de la historia.
Durante años, Sony se alió con algunas de las desarrolladoras más potentes de la industria, trayendo a su vera franquicias que hoy día tienen un recorrido inmenso. También emergieron obras que acabaron permaneciendo mucho tiempo en el olvido cuando llegaron las nuevas generaciones.
Tristemente, Legacy of Kain fue una de ellas. Olvidada durante años, esta saga marcó un antes y un después en no pocos jugadores. Lo curioso es que, aunque su nacimiento está datado en 1996 con Blood Omen, cuando se convirtió en uno de nuestros juegos preferidos fue años después con Soul Reaver: Legacy of Kain.
Con esta segunda parte dominó a críticos y jugadores por igual, obteniendo puntuaciones muy altas en no pocos medios especializados. De aquello han pasado ya muchos años y solo la paciencia ha permitido que no tengamos que hablar de esto en pasado.
Una saga de culto que marcó a toda una generación en PS1
Tal y como ya ha ocurrido con la no tan exitosa vuelta de Star Wars Battlefront o la trilogía de Tomb Raider, Soul Reaver ha regresado a través de una remasterización que incorpora Legacy of Kain: Soul Reaver y Legacy of Kain: Soul Reaver 2.
Su regreso fue una de las noticias más positivas que nos dejó un 2024 que ahora ya parece muy distante. A fin de cuentas, su regreso fue algo más que un simple port. La remasterización trajo consigo mejoras muy significativas tanto en lo gráfico como en lo técnico, mejorando así la calidad de vida de sus nuevos s.
Tampoco podemos decir que sea esencialmente exigente, ya que es poco más que un filtro gráfico que se ha aplicado sobre el motor original. En el caso de Battlefront no funcionó demasiado bien. Con Tomb Raider y Legacy of Kain, por suerte para nosotros, ha ido algo mejor.
Tanto es así que, en realidad, podemos hablar de una remasterización notable que sabe contentar a los más nostálgicos, como yo, y que tiene potencial más que suficiente para conquistar a quienes no conocían la saga.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la jugabilidad es casi la misma, es muy posible que a estos últimos no les convenza tanto. Sin más, se nota que es un juego de los 90. ¿Ha envejecido mal? No del todo, pero está claro que es peor (técnicamente hablando) que la mayoría de plataformas y juegos de acción contemporáneos.
Soul Reaver destaca por su lore y eso no ha cambiado
Todo sea dicho, Legacy of Kain no nos enamoró en los 90 (que también) por su jugabilidad. Lo que de verdad nos encandiló fue el diseño de su universo. Sin más, sus creadores le dedicaron muchísimo tiempo a crear un escenario repleto de detalles temáticos.
Siendo parco, el lore estaba muy trabajado. Tanto que muchos estudios actuales podrían seguir aprendiendo de él. Nosgoth, el mundo en el que tiene lugar la historia, tiene vida propia, y posee tanto carisma que muchos nos acordamos casi 30 años después.
Además, su protagonista, Raziel, es uno de esos personajes que se clavan en el alma. A este vampiro le traicionó Kain, protagonista del juego anterior, Blood Omen, y gran antagonista de la historia. Y todo porque le tiene envidia.
Emulando las referencias bíblicas en las que claramente se inspira, pronto demuestra que es más que un relato de venganza y que busca ofrecer algo más. Eso es algo que no se pierde ni con el tiempo. Lo que sí se ha dejado un poco en el camino es parte de su atmósfera.
Un juego que sabe ir más allá de la nostalgia
Aunque este nuevo Soul Reaver 1 & 2 Remastered mantiene ese aire asfixiante de las primeras entregas, los cambios de iluminación han hecho que sea algo menos agresivo en su diseño. Se aprecia en el sentido de que ahora podemos ver todo mejor, pero pierde una migaja de su esencia.
Es uno de los puntos más criticables del remaster junto a la ausencia de una mayor ambición. En general, podemos decir que funciona y está a la altura. Es más, es de notable, pero se le podría haber pedido un poquito más.
Pese a ello, sigue siendo un auténtico juegazo, y es que lo que es bueno, es bueno incluso 25 años después. Arrastra los defectos propios de PS1, pero tiene un encanto único y arrebatador. Además, viene con contenido adicional y algunas mejoras bastante importantes.
Si me preguntáis a mí, como nostálgico os diré que es una auténtica obra de arte y una experiencia por la que todos tendríais que pasar por alguna vez en vuestra vida; como jugador contemporáneo, os contaré que se nota que es un juego antiguo limitado en lo técnico; y como amante de la saga, que me ha encantado volver a Nosgoth.
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