- REPORTAJE MARCA Bienvenidos al infierno
No por esperado deja de ser remarcable. Belgrado y su Partizán recibieron al Real Madrid en la línea que todo hacía indicar. Bronca, con abucheos y entre descomunales medidas de seguridad. Es una final por la Final Four de la Euroliga y el siempre determinante público balcánico apoyó a lo suyos desde varias horas antes a iniciar el choque en el Stark Arena. Cánticos, abucheos y una megafonía que juega a favor del equipo que dirige Zeljko Obradovic.
Cuando cualquier jugador blanco saltaba a calentar al Stark Arena, el procedimiento era similar. Se apaga la música -que toda está conformada por cánticos tradicionales de la afición del Partizán- y el público, liderado por el grupo ultra Grobari pita a los de Chus Mateo. Les pasó a Peter Cornelie, Nigel Williams-Goss o Sergio Rodríguez, los primeros en lanzar a canasta antes de empezar el tradicional calentamiento.
No hubo piedad con nadie. Ni siquiera con Mario Hezonja, croata y fan desde pequeño de Partizán. La afición de Partizán no perdona y pronto pitó al jugador con paso por la NBA. Se veía venir desde la llegada del autobús, que muy pronto fue escoltada por los cuerpos de seguridad. Nadie podía pasar.
Y dentro: el infierno. La megafonía toca canciones del grupo musical de los ultras, 20.000 aficionados las entonan y es una fiesta que quiere amargar el Real Madrid. La palabra concentración reina en el seno blanco. Están a lo suyo, que es ganar el primero de la serie.
De cualquiera de las formas, las medidas de seguridad son extraordinarias. Militares, Guardia Nacional y cientos de cuerpos de seguridad que velan por el discurrir normal de un choque declarado de alto riesgo. Los aficionados, por su parte, estaban presentes varias horas antes del choque. Una final, en toda regla.
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