Kostas Sloukas decidió, al final de la temporada pasada, en un movimiento de mucho riesgo, dejar al Olympiacos, subcampeón de Europa, por el enemigo Panathinaikos, que había sido penúltimo en la Liga regular y estaba en plena reconstrucción. Menos de un año después de su decisión, celebra un nuevo título de la Euroliga, y encima es el jugador más decisivo en el último partido.
Con 24 puntos y 31 de valoración fue el MVP de la final. Un MVP sin ningún tipo de dudas, porque cuando se adueño del partido, el PAO compitió, se levantó y superó al Real Madrid, al que acabó apabullando. Dos triples suyos, por cierto, golpearon en plena línea de flotación a la defensa zonal que Chus Mateo había planteado como solución en la segunda parte.
El genial base griego estuvo infalible. Sólo falló un tiro libre en todo el partido: 2 de 2 en tiros de dos, 4 de 4 en triples y 8 de 9 en tiros libres. Además capturó dos rebotes defensivos, repartió tres asistencias y fue objeto de siete faltas. Fue una pesadilla para la defensa del Madrid, que nunca le pudo contener.
Cuarto título de la Euroliga
"No puedo describir mis sentimientos ahora. El Real Madrid es el mejor equipo, con más talento de todos, y hemos ganado", dijo, emocionado, Sloukas antes de mirar a la cámara de la Euroliga y decir: "Mando un beso a mi mujer y mi hija". Y se marchó a abrazarse, o tirarse al suelo mientras lloraba un nuevo título.
En Berlín, Sloukas hizo historia. Se convirtió en el segundo jugador de todos los tiempos en la Euroliga en ganar con tres equipos diferentes. Antes que él, sólo lo había hecho Sarunas Jasikevicius (Panathinaikos, Barcelona y Maccabi). Sloukas es de ese club, tras sus títulos con el Olympiacos, 2012 y 2013, de allí salió como una leyenda, el del Fenerbahce en 2017 y este del Panathinaikos al que, el verano pasado decidió reflotar con su fichaje y ahora ha liderado, 13 años después, a un nuevo título de la Euroliga.
Muchos años a la sombra de Spanoulis, ahora él es el que más brilla. Más que nadie.
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