Después de sus 100 primeros partidos en la NBA (35+18 en el último, triunfo por 110-113 ante los Nuggets), se puede decir que Victor Wembanyama es lo que se esperaba que fuera: un prodigio como no se había visto nunca y que llegó para cambiar el baloncesto. Un alienígena que precisamente este sábado cumple 21 años y que con 2,24 metros es capaz de manejar el balón como un base, que posee una extraordinaria capacidad para entender todo lo que sucede en la pista, con facilidad para anotar triples y, por supuesto, con sus 2,44 metros de envergadura, para taponar.
Ahí van algunas cifras para tratar de entender el impacto de la estrella de los Spurs. En sus primeros 100 encuentros, sus estadísticas dicen que promedia 22,6 puntos, 10,5 rebotes, 3,9 asistencias, 3,7 tapones y 2,2 triples. Comparado con el primer centenar de partidos de algunas estrellas de la NBA, eso supone una mejor media de puntos que LeBron James (21,8), una media de rebotes cercana a la de Dwight Howard (10,6), una media de asistencias superior a la de Steve Nash (2,5), una media de tapones mayor que la de Hakeem Olajuwon (2,6) y más triples por partido que Stephen Curry (2,0). Dados los nombres, cada dato es más bestial que el anterior.
Por si los números no alcanzan para darse cuenta de su dimensión, ahí van algunas palabras de James Harden después de que Wembanyama destrozara a sus Clippers: "Es una bestia en ambos lados de la pista. Lo está haciendo todo. Tiene confianza y su tiro parece mucho más seguro. Defensivamente, es activo, taponando tiros. Se van jugadores como nosotros y llegan jugadores como él. Pensábamos que nunca veríamos nada así y ha llegado".
Hay algunas cosas simples que aún no domino y que necesito dominar. Trato de encontrar nuevas formas de mejorar mi juego. No quiero que me encasillen
Tras ese partido, el último que jugó en 2024, Wembanyama cerró un diciembre para la historia de la NBA. Nunca un jugador había acumulado en un solo mes de competición más de 300 puntos, más de 100 rebotes, más de 50 tapones, más de 50 asistencias y más de 40 triples. Así que sí, literalmente, lo hace todo sobre la pista.
Ya es uno de los mayores intimidadores de siempre
Sin embargo, su gran impacto es en defensa. Tiene una capacidad para cambiar tiros comparable a los mayores intimidadores de siempre, lo que ya es. Su media de 3,70 tapones a lo largo de su carrera es la más alta en la historia de la NBA, por encima de la de especialistas como Mark Eaton (3,50) o Manute Bol (3,34). En los últimos 10 encuentros, su promedio se ha disparado a los 4,90 gorros por encuentro.
Nunca había visto algo así y he jugado con algunos grandes defensores. He llegado a un punto en el que doy por sentado para va a poner el tapón. Tiene un don
"Nunca había visto algo así y he jugado con algunos grandes defensores", dice su compañero Chris Paul, que lleva 20 temporadas en la NBA. "Siempre encuentra la manera de compensar incluso cuando le hacen un movimiento realmente bueno. He llegado a un punto en el que doy por sentado para va a poner el tapón. Tiene un don", explica el veterano base sobre la increíble capacidad de reacción de Wembanyama, al que no parecen costarle los dobles esfuerzos y que ejerce de contorsionista para tratar de intimidar a sus rivales con sus infinitos brazos.
Lo peor para sus rivales es que, a mitad de su segunda temporada en la Liga, al monstruo parece que aún le queda margen de mejora. Esta creación de laboratorio todavía no ha terminado su evolución. “Los grandes jugadores son geniales gracias a sus fundamentos. Hay algunas cosas simples que aún no domino y que necesito dominar. Trato de encontrar nuevas formas de mejorar mi juego", asegura el prodigio, que siempre ha dicho: "No quiero que me encasillen". Puede estar tranquilo. Es imposible hacerlo.
Una esponja en el aprendizaje
Su normalidad es también parte de lo extraordinario. Wembanyama resulta fácilmente entrenable, nunca se cansa de aprender y es como una esponja. "Cosas que me costó años aprender, él las pilló en minutos", contaba Jamal Crawford, uno de los más conocidos rompetobillos de la NBA, con el que estuvo entrenando. "Su capacidad para digerir información, retener las cosas con las que intentamos ayudarle y, al mismo tiempo, poner en práctica su propia creatividad y disciplina es especial”, reconoce su entrenador, Mitch Johnson.
A sus 38 años, asumió la enorme responsabilidad de ocupar la plaza de Gregg Popovich en el banquillo de los Spurs cuando al legendario técnico le dio un leve derrame cerebral a primeros de noviembre. Johnson está sacando la mejor versión de Wembanyama. "No tengo ni idea de cuáles eran las expectativas, pero obviamente él es especial. Sólo necesita no saltarse pasos y seguir con el proceso", considera el entrenador, que tiene al equipo con un balance de 17-16 cuando venía del 22-60 de la campaña pasada. Quizás no sea el año en que San Antonio regrese a los playoffs, pero subidos a los hombros de Wemby pueden soñar a lo grande.
No tengo ni idea de cuáles eran las expectativas, pero obviamente él es especial. Sólo necesita no saltarse pasos y seguir con el proceso
Un reciente artículo de 'Bleacher Report' colocaba al jugador francés a la cabeza de una lista de los mejores 25 deportistas para los próximos 25 años. A nadie le puede parecer descabellado. El que fuera número 1 del draft y novato del año, a corto plazo, irá de cabeza al All Star. También es favorito a mejor defensor -de esta temporada y las próximas 15- y firme candidato a formar parte del quinteto ideal. Nada mal para llevar sólo 100 partidos en la NBA. A largo plazo, apunta al MVP, a los anillos, a dominar la competición y el baloncesto mundial. Eso, si antes no le reclaman en su planeta.
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