Las lgrimas de Juanito 2c3t6z
lunes, 3 abril 2017, 11:40
Era otra poca, mucho ms bonita y entraable entre los medios y los clubes, entre los futbolistas y los periodistas. Tenamos tambin nuestras tiranteces y discusiones (las puntuaciones de las crnicas eran siempre motivo de discrepancias) pero despus de los entrenamientos nos bamos a tomar un aperitivo y nos olvidbamos de casi todo. Era casi tradicin que, una vez a la semana, picramos algo juntos. Ni eso nos haca peores periodistas ni sustraamos informacin a nuestros -entonces- lectores. Sencillamente, cada uno en su sitio, pero en cierta hermandad. Tenamos ms informacin que nunca y eso nos permita tambin entender muchas cosas.
Viajbamos juntos en el mismo avin, bamos al mismo hotel y, a veces, hasta en el mismo autobs. Era hilo directo permanente, lo cual generaba tambin una empata personal que a veces desembocaba en amistad o simplemente en respeto, pero la convivencia sola transcurrir con normalidad. Los partidos europeos eran esos das especiales y, claro, aquel Bayern Mnich-Real Madrid de 1987 de semifinales de la Copa de Europa -cuando la jugaban solo los campeones de Liga- era mucho ms que especial. Era el partido del siglo. El Real Madrid haba ganado las dos ediciones anteriores de la UEFA y haba acrecentado su leyenda con las remontadas de la Quinta del Buitre, pero no dejaba de ser la segunda competicin europea. Juanito figuraba en el once titular en aquel Bayern-Madrid, pitaba un escocs y enseguida los alemanes se pusieron 3-0. Aunque Butragueo logr el 3-1, nada ms reanudar el descanso Matthus consigue el 4-1 y sentencia la eliminatoria. La tensin se masticaba, mucha jugada polmica. Recuerdo un estadio absolutamente vibrante, ambiente eufrico y... a punto de suceder algo terrible para la vida deportiva de Juanito. Nunca he visto cmo un rbitro protega a un jugador cado en el suelo ante la furia de otro como aquella noche del Olmpico. Juanito perdi la cabeza en ese segundo de locura que le hizo patear el cuerpo y la cara de Lothar Matthus saliendo en defensa de su compaero Chendo, que haba recibido una entrada terrible del alemn. Se temi hasta una tragedia. Evidentemente, fue expulsado y aquellos fueron sus ltimos minutos con la camiseta blanca en un partido de Copa de Europa. La sancin fue dursima: cinco aos.
Aquella noche europea, all en Mnich, ya fue distinta. Cuando acab el partido, por encima del psimo resultado (4-1), Juanito fue el triste protagonista. Juan enseguida pidi perdn y lo hizo de corazn, con la misma vehemencia de su mala accin, pero el dao ya era irreparable.
Llegamos muy tarde al hotel (al mismo de los jugadores) despus de tanta tensin. Entre triste y cabreado con mi amigo Juan y pensando en las consecuencias de su accin, pulso el botn del ascensor para ir a mi habitacin y, cuando se abre la puerta, ah estaba Juanito, con Manuel Fernndez Trigo el 'supergerente'. Juan no levantaba la mirada. Le animo, le doy un abrazo y es entonces cuando veo esas lgrimas en los ojos que le invadan la cara. El silencio en aquellos dos metros cuadrados dola. Pero, de repente, creo escucharle, con su inconfundible acento malagueo entre dientes: 'Amalio, aqu se ha terminado todo para m... Me he vuelto a equivocar... muy grave...'. Menos mal que llegamos a la sexta planta donde dorma esa noche. El momento era dursimo y las palabras ni reparaban ni consolaban. l, mejor que nadie, saba que era el principio del fin. Nunca le haba visto tan hundido ni tan consciente de su error pero yo saba que se levantara, como as fue. Pas el episodio, sigui jugando, pas por su querido Mlaga y, cuando marchaba como un cohete para convertirse en uno de los mejores entrenadores de nuestro ftbol, aquellos malditos troncos en la carretera, en aquella madrugada de niebla de la N-V camino de Mrida y despus de haber visto en el Bernabu un partido europeo ante el Torino, dejaron su vida en el asfalto. Muy joven, 37 aos, y toda su ilusin por ser un gran tcnico, pero el destino, una vez ms, no le ayud. Se fue durmiendo, no conduca l, y estoy seguro de que en ese momento soaba con entrenar algn da a su Real Madrid. 'Illa, illa, illa, Juanito maravilla', an te recuerda, Juan, tu Santiago Bernabu. Y que sepas que, aunque a veces te enfadabas conmigo, an guardo un secretillo... Eso s, nunca lo contar. Me lo promet y as ser, AMIGO. Te fuiste hace 25 aos pero nunca has estado ms presente.