La recomendable pelcula 'Rush' muestra la despiadada rivalidad entre Niki Lauda y James Hunt en la Frmula-1 de los 70. Pertenecan a ecosistemas distintos. El austriaco se manchaba los dedos en los talleres; el britnico, fantico de curvas de asfalto y carne, reparta ADN entre misses, azafatas y top-models, da igual el orden.

En esa poca los circuitos eran trampas. Un descuido o una leve imprudencia te mandaban al cementerio. James Hunt guardaba la extraa costumbre de vomitar antes de cada prueba a causa del miedo a perder la vida en algn recoveco de aquellas ratoneras.

La televisin entonces mostraba un deporte poco atractivo. Pocas cmaras y planos lejanos hacan que la Frmula-1 fuera un Scalextric, un pasavueltas que alejaba al telespectador. Rush mete el ritmo del siglo XXI en aquellas carreras. Cuando Lauda se abrasa su cuerpo para siempre, se pasa del odio al respeto entre aquellos pilotos.

En estos tiempos, el matrimonio entre el coche y la televisin es la catapulta del xito. Son dos horas de vdeoclip con el aceite entrando en los sofs. Se sabe que hay un racimo de humanos intentando manejar mquinas capaces de volar a ms de 300 km/h. Es el mundo de la milsima. Permanece el vida o muerte, aunque estos circuitos permiten el fallo, con zonas limpias para escapar y maniobrar.

Fuera de la tcnica y la ingeniera, la Frmula-1 necesita la desaparicin de la dictadura de Vettel en los ltimos aos. Las victorias de este Indurain de los coches han llevado a la pesadez. Ha sido el mejor, pero se aora que exista una competitividad extrema como la que ensea la pelcula y la que luego repitieron Senna y Prost.

Existe un misterio eterno. Las cmaras no captan el sufrimiento de los pilotos, a los que uno, en su ignorancia, se imagina con el rostro a punto de estallar. Se les ven las manos, nada ms. Cuando termina la carrera y se quitan el casco parecen astronautas que llegan del ms all. Durante dos horas nos hemos olvidado que se han jugado la vida. Es de cine.

@Hurtado_hurti