Favoritos? No, gracias! 57399
jueves, 7 agosto 2014, 16:37
Sin embargo, lo que todos esperaban, no ocurri. Antes y despus de ese partido, en este y otros deportes han acontecido numerosas situaciones similares. En Espaa, en la final de la Copa del Rey de 2002, en el mismo estadio Bernabeu y coincidiendo con el centenario del club, uno de los mejores Real Madrid de este siglo cay derrotado frente al Deportivo de La Corua (se le llam "Centenariazo"). Ms cercanos, este y el ao pasado lo hemos visto en la final four de la Euroliga de baloncesto, donde el que menos contaba acab batiendo a los favoritos en semifinal y final; y esta misma semana, en el europeo de hockey sobre patines, en el que tras siete ttulos consecutivos sin perder un solo partido, la seleccin espaola, gran favorita y jugando en casa, necesitaba ganar a Portugal que no se jugaba nada, y solo pudo empatar. Seguro que todos conocemos casos en los que ha ocurrido algo parecido.
En la mayora de estos casos, el favorito es mejor que el contrario y las circunstancias le favorecen. Por tanto, tiene la obligacin de ganar, y tanto l como su entorno es lo que esperan; y la obligacin es mayor cuando son muchos los aficionados, medios de comunicacin, etc. que as lo demandan. Por eso, en ocasiones, jugar en casa puede ser un factor aadido en contra. Para contrarrestar este clima de euforia, los protagonistas suelen decir que no hay rival fcil, que el partido hay que jugarlo, etc. Lo expresan as porque es lo polticamente correcto o porque de verdad lo piensan, pero la creencia de superioridad, consciente o inconsciente, suele ser ms fuerte y predomina sobre lo dems. Lo racional aconseja que no hay que confiarse, pero lo emocional destaca que el viento sopla a favor, y propicia acomodarse a un clima de optimismo que sin duda es mucho ms agradable que estar preocupado.
En bastantes casos, este clima de optimismo dificulta que se anticipen las contrariedades que podran surgir en el partido y se preparen los correspondientes planes por si as fuera; por lo que no es extrao que si las cosas no salen como se esperaba, el equipo no est convenientemente preparado para reaccionar. Fsica, tcnica y tcticamente, quiz lo est, pero psicolgicamente, no. A esto hay que aadir la enorme discrepancia que se plantea cuando teniendo tan claro lo que debera suceder, ocurre otra cosa; y ms an, cuando eso implica la amenaza de no cumplir con una obligacin que todos daban por hecha. Cunto ms favorito se es, y mayor es la euforia colectiva esperando lo que parece lgico, ms acuciante es la presin. Puede que no se note antes del partido, en parte debido a ese optimismo que lo tapa todo (de hecho, es un mecanismo que ayuda a ignorar esa presin), pero la presin est ah, dispuesta a activarse en cuanto las cosas se tuerzan. Favoritos? No, gracias! (aunque es algo que no se puede evitar; si lo eres, lo eres aunque no quieras!).
Qu efectos tiene todo esto? En ocasiones, la expectativa elevada de ser favoritos, junto a la euforia de la aficin y los medios de comunicacin que tambin lo piensan, provocan una activacin muy alta que se traduce en un exceso de impulsividad. La impresin que da es que se quiere resolver cuanto antes; y que, adems, consciente o inconsciente, existe la creencia de que as ser. En muchos casos, esto provoca errores que se vuelven en contra. Si encima, el adversario no es un paquete, lo ms probable es que jugando sin tanta o ninguna presin, su rendimiento sea mejor. Resultado: lo que se esperaba, no sucede: lo que pareca cantado, no lo es; la ventaja terica se traduce en desventaja real. Y es ahora, en la adversidad no esperada, cuando la presin acecha ms. Esa obligacin de ganar provoca nerviosismo e inseguridad, y segn los casos, inhibicin o precipitacin. Aqu, es frecuente que los jugadores vayan por libre ms de la cuenta, se olviden algunos esfuerzos que habra que hacer, se tomen malas decisiones, se acte con un exceso de agresividad incontrolada... El equipo no encuentra su sitio, va a bandazos, sin paciencia, sin seguir la estrategia colectiva que le hara superior a su rival, y conforme el tiempo pasa, peor: ms prisa y peor rendimiento. A veces, en lugar de esa impulsividad, lo que se observa inicialmente es la pasividad de un exceso de confianza a la que subyace la creencia de que tarde o temprano se mostrar la esperada superioridad, pero si ese momento no llega, la presin acta atenazando a los jugadores o provocando precipitacin; y en ambos casos, propiciando errores y un rendimiento ineficaz.
Solucionar este problema no es fcil, sobre todo si se trata de forma superficial cuando en realidad su trascendencia es enorme. Anticiparlo y prevenirlo es clave. Para eso, lo primero es detectarlo. Despus, preparar al equipo para esa adversidad. Y en algunos casos, profundizar en las creencias que dificultan este proceso. Una vez ms, la presencia del psiclogo del deporte puede ser importante. Es lgico que plantillas millonarias con varios ayudantes en el staff, no tengan otro ayudante (el psiclogo del deporte) que contribuya a la preparacin psicolgica? Se cuidan todos los detalles, y se descuida este. Cierto que cada vez son ms lo que se dan cuenta, pero todava quedan muchos ignorantes o escpticos que confan todo su trabajo a que la prxima vez, ojal!, la suerte les vendr de cara.
Favoritos? No, gracias! Pero si lo somos, en lugar de ignorarlo, preparmonos para gestionarlo de la manera ms eficaz.
Jos Mara Buceta, psiclogo deportivo (http://chemabuceta.blogspot.com.es/)