Fernando Martn, puente entre dos mundos 1y1m54
mircoles, 4 diciembre 2013, 13:30 4k3n59
Jess Snchez.
Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos?. As empieza 'Historia de dos Ciudades', de Dickens. Y quiz sirva para entender la dimensin de la gesta de otra poca de Fernando Martn. En estos das se cumplen 24 aos de su trgica desaparicin. Como pertenece a la categora de personajes inolvidables, nada mejor que honrar su memoria subrayando lo que le hizo precisamente inmortal: su extraordinaria aventura rumbo a la NBA.
Ao 1986. No existe Internet ni apenas la telefona mvil. Tampoco las redes sociales. Espaa acaba de entrar en la CEE. Haba dos canales de televisin. El euro ni siquiera era una idea y el Macintosh tena dos aos de vida. Empieza a preocupar un agujero en la capa de ozono que se ha descubierto en la Antrtida. 'Platoon' gana el Oscar y Argentina el Mundial de ftbol porque Maradona no era una persona cualquiera. La ACB era una Liga que tena tres aos y un formato nuevo, ahora en discusin. Y desde Espaa, la NBA estaba tan cerca como la Luna. All slo jugaban marcianos. El programa que emita partidos era ' Cerca de las Estrellas'.
Fernando lleg hasta all. Medir este viaje supone pensar en Coln, en la bendita terquedad de un hombre que apunt hacia lo desconocido, salt todas las barreras ?fsicas y culturales? para encontrar la tierra prometida tras un colosal sacrificio fsico, mental, personal y econmico. Era una estrella en Europa, un icono del deporte espaol y muchas cosas ms. Lleg a Amrica para ser uno ms. Pas por all como uno ms. Apenas jug en Portland, vctima de la falta de oportunidades. Nada de eso import, por supuesto.
Martn no slo nos dej ese atrevimiento inaudito que esboza una personalidad arrolladora, un coraje irable, una actitud atrevida, puede que hasta quijotesca. El aficionado de todos estos aos y la gente joven a la que no le dio tiempo a conocer su leyenda estn en deuda permanente con l. Fernando fue un puente entre dos mundos. Nos hizo soar a lo grande. Nos oblig a apuntar a lo imposible. Nos hizo creer en los mitos.