Este sábado se disputó la 24ª edición del GP Miguel Indurain (1.1 UCI) que, con un trazado de 203 kilómetros, recorría las subidas a Eraíl, Guirguillano y Lezaun antes de llegar a Estella. La prueba que da nombre a una de las mayores leyendas de nuestro ciclismo, a la que le ha costado salir en alguno de los últimos años, contaba con una participación de lujo en la que figuraban 10 equipos World Tour y todos los conjuntos españoles, incluido el continental Electro Hiper Europa.
Bizkarra, Cañellas, Fancellu y Kopecky fueron los valientes que formaron la fuga en un día marcado por el mal tiempo. Amador, gran protagonista al inicio, se quedó antes de lo previsto después de trabajar para los suyos en el valle entre los puertos.
En la parte trasera del pelotón también aguantaba Jefferson Cepeda. Education First era el gran protagonista de la jornada. Carapaz y Chaves, magia latina, eran sus bazas para buscar el éxito final. UAE, bien posicionado, no perdía comba con un Marc Soler con ganas de marcha.
Emocionante final
Sin ataques en Lezaun comenzó el descenso hacia Estella. Faltaban 45 km para llegar a la línea de meta. Antes, Bizkarra se movió para intentar asegurar la clasificación de la montaña. El español Romo (Astana) probó fortuna, pero su aventura no duró demasiado debido al alto ritmo que impuso Movistar.
Mientras Nelson Oliveira y Gonzalo Serrano, ambos con amplia cobertura, ponía el ritmo en el grupo, el local Ibai Azurmendi -pequeño pero matón- buscaba protagonismo lanzando un ataque. Otra vez el del Euskaltel-Euskadi accionaba el detonador.
Asomaba el tramo decisivo. Oliveria dejó el grupo reducido a 30 unidades mientras Luisle atacaba. Ambos se fueron en cabeza. Movistar movía la carrera y al EF le tocaba trabajar. La pareja de escapados llegó en solitario al decisivo Eraul. Fue en esa cota donde se desataron las hostilidades con Ion Izagirre e Higuita como dinamitadores.
Cosa de dos
El de Cofidis y el del Bora lograron hacer distancia. Caían las primeras gotas de agua y ambos sabían que la victoria estaría entre los dos. Se dieron relevos animados por los segundos de ventaja sobre el resto de candidatos. Atrás, muchas dudas.
A falta de 2 km, Izagirre lanzó el ataque definitivo. Sin mirar atrás, como mandan los cánones. Impulsado por el apoyo de la afición, el vasco logró hacer la distancia necesaria. Le vieron en meta. La gloria era para él.