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Marcel Camprubí, el español más ‘diablo’ en el Infierno del Norte: “Flipé”

El ciclista catalán del Q36.5 fue el mejor español en su primer Roubaix (88º a 13'29'' de Van der Poel) y representa el hambre de un equipo con mezcla de talento joven, experiencia y ambición por seguir creciendo y hacer un buen papel en las grandes

El corredor catalán explica en MARCA cómo pasó de ser reserva a disfrutar en una de las carreras más duras del mundo.MARCA
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Marcel Camprubí (Barcelona, 2001) todavía tiene las piernas vibrando. No es para menos. A sus 23 años, el ciclista catalán del equipo Q36.5 ha debutado en el Infierno del norte. Terminó la París-Roubaix —la carrera más cruel del calendario— sin caerse, con solo un pinchazo y, para sorpresa incluso suya, como el mejor español clasificado. “Sí, pero no es verdad del todo que fuera el mejor español”, matiza él con una sonrisa tímida. “Lazkano se metió en la fuga, otros como los del Movistar tuvieron caídas… lo mío fue más cuestión de clasificación, de números. La realidad de la carrera fue otra”, dice a MARCA. Humildad pura.

Me habían contado que aquello era más propio de la guerra que del ciclismo...”

Camprubí a MARCA

La historia, sin embargo, tiene miga. Porque lo suyo no era un objetivo ni mucho menos planeado. “Estaba de reserva, pero tuvimos una baja y me tocó correr. Iba con miedo y ganas. Me habían contado que aquello era más propio de la guerra que del ciclismo...”, cuenta aún con asombro. “Pero me gustó. No me caí, y eso ya lo cambia todo. Fue muy guapo. No hay nada igual. La afición fue brutal. Y técnicamente me sentí muy cómodo en el pavé. Me sorprendí a mí mismo”.

El corredor esloveno se fue este domingo al suelo cuando faltaban 38 km de carrera. Un aficionado grabó la secuencia desde muy cerquita.

Y eso que no era un terreno a priori hecho para él. Con sus 69 kilos y 1,78 de altura, Marcel tiene un perfil versátil. “Me defiendo”, resume. “Sobre todo me sorprendí en positivo. Iba con confianza. Luego, fuera del pavé, en zonas con gravilla, casi lo pasaba peor”. Su paso por Roubaix, más allá del resultado, ha sido un espaldarazo moral. “Cuando vi la repercusión que tenía el solo hecho de terminar, me di cuenta de lo que significaba. Fue una de las experiencias más duras e increíbles de mi vida”.

Un equipo en plena ebullición

El caso de Camprubí no se entiende sin el contexto del Q36.5, el proyecto suizo que dirige Douglas Ryder y que este año ha dado un salto de calidad enorme. Con la llegada de Tom Pidcock, estrella mundial del Ineos, y una mezcla de jóvenes y veteranos españoles cada vez más asentados —los hermanos Azparren, David de la Cruz, David González o el director Álex Sans—, el equipo ha ganado presencia, triunfos (nueve en lo que va de temporada) y ambición.

“Se ha notado la llegada de Tom en todos los sentidos”, reconoce Marcel. “Desde el material hasta la estrategia en carrera. Pero también veníamos trabajando bien desde el principio. No todo es él, aunque suma mucho. El año pasado no tuvimos muchas victorias, pero ahora todo está saliendo”. La influencia del británico ha sido clara también en los entrenamientos. “Antes, en los días de fondo tranquilos, alguno paraba a tomar un café. Con Tom eso ya no pasa tanto. Él apenas para ni a por bidones. Todo en marcha”, confirma. Pero, lejos de imponerse un tono marcial, Marcel defiende el equilibrio: “Hay que entrenar duro, pero también disfrutar".

Se ha notado la llegada de Tom en todos los sentidos

Cmaprubí a MARCA

Su evolución y el gran objetivo

El ciclista catalán empezó 2025 con mal pie. Entre diciembre y febrero encadenó cuatro enfermedades. “Aun así tuve que correr porque faltaban efectivos. Luego pude parar un poco, entrenar mejor y hacer un stage en altura. Ahí ya empecé a encontrarme bien”. Su mejor resultado de la temporada ha llegado en el Tour de Hellas (Grecia), donde fue sexto en la general, en una carrera exigente con rivales como Ulissi o Harold Tejada (Astana). “Comparado con lo que venía haciendo, fue una de mis mejores versiones”, resume.

Al corredor neerlandés le tiraron un bote en plena Roubaix cuando cabalgaba en solitario tras el error en la curva de Pogacar.

Se define como fondista y todoterreno: “No soy escalador puro, pero me defiendo en la media montaña y en las clásicas. Cuando la carrera se endurece y es larga, si estoy bien, puedo sacar mis fortalezas”. Y ese perfil le da opciones para soñar con lo que tiene marcado en rojo: LaVuelta. “Sé que ahora mismo estoy fuera del ocho. Pero quiero demostrar que puedo estar ahí. Si no voy, no será un fracaso. Quiero hacer todo lo que dependa de mí”.

No soy escalador puro, pero me defiendo en la media montaña y en las clásicas

Caprubí a MARCA

La batalla por las invitaciones

Q36.5 ha logrado la invitación para el Giro y la LaVuelta, consolidándose como uno de los ProTeams con mayor presencia en grandes vueltas. Una noticia celebrada con entusiasmo en el seno del equipo. “Ha sido una locura, se lo han currado muchísimo los mánagers. A nosotros no nos llegaba todo, pero sabíamos que era algo muy importante para el equipo. Poder estar en dos grandes vueltas en un mismo año es un paso enorme”.

El esprínter abulense atiende a MARCA y muestra su ilusión ante la nueva etapa que afronta en Q36.5

Marcel sueña con estar en la salida de la ronda española: “Es una motivación brutal. Pero lo que tengo claro es que hay que estar preparado en cada carrera. No puedo depender del calendario. Las carreras van cambiando, los roles también. Si toca ayudar, ayudo. Si hay opción de buscar un resultado, lo intentaré. Pero sobre todo quiero disfrutar. Esto es un sueño”.

El director español del conjunto suizo atendió a este medio durante la concentración de los suyos en Calpe.

Futuro en el aire

Este 2025 también es el año en que termina contrato. Y aunque aún no hay negociaciones abiertas, él -que empezó en el equipo de la Fundación Contador- lo tiene claro: “Me gustaría seguir. Estoy feliz aquí. Y uno de mis objetivos este año es demostrar que merezco renovar. Ya sea trabajando o con algún resultado si tengo la oportunidad”.

El corredor español del Q36.5 atiende a MARCA antes del GP Castellón. El catalán explica cómo va a ser su campaña, donde pretende estar en una gran vuelta.

Camprubí no quiere vender humo. Tampoco se deja llevar por algún piropo. Tiene los pies en el suelo, la cabeza centrada y las ganas intactas. Ha pasado por el barro de Roubaix, ha escuchado los gritos del público, ha sentido el zumbido de las bicis en el adoquín y ha cruzado la meta como uno más... aunque para él haya sido mucho más que eso. Porque en el infierno, fue el español más ‘diablo’ según dicta la clasificación. 

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