Valtteri Bottas y Zhou Guanyu no disfrutaron mucho al volante de su Kick Sauber en el último Gran Premio de Australia de Fórmula 1. Terminaron 14º y 15º en la tercera carrera del Mundial, lejos de los puntos y a más de una vuelta del ganador, Carlos Sainz.
Sin embargo... fuera del circuito el finlandés y el chino sí que lo pasaron bien al volante, derrapando en una pista de drifting en un evento organizado por el equipo Kick.
Derrapando como si no hubiese mañana
Allí, en el autódromo de Calder Park, cercano a Melbourne, Bottas y Zhou demostraron su pericia al volante con dos coches específicamente preparados para derrapar sin piedad... por ejemplo con motores de 600 caballos de potencia, todo a las ruedas traseras.
Aún así, las manos privilegiadas de un piloto de Fórmula 1 -capaces de hacer algo parecido con monoplazas de 1.000 caballos y un downforce que les pega al suelo- están más que preparadas para domar estos potros salvajes, como demostraron tanto Zhou como Bottas.
Primero, ambos recibieron un coaching de pilotos especialistas y después pasaron a ejecutar varias pruebas: la primera y más sencilla, un circulo para hacer donuts. La segunda ya era más complicada porque había que combinar el dominio del coche en el donut con un aparcamiento en un espacio muy reducido. De hecho, Bottas necesitó dos intentos para lograrlo, pero la clavó.
La tercera y última prueba ya permitió a los dos pilotos de F1 rodar por toda la pista... con algún que otro obstáculo en el trazado que había que destruir, literalmente. Y ninguno se resistió a hacerlo.
El finlandés, con la pericia propia de un piloto nórdico acostumbrado a bailar con el coche en la nieve y el hielo de su país natal, estaba especialmente cómodo con estos coches... hasta el punto de que los dominaba con una sola mano. A Zhou también se le vio bien... pero no tan suelto como a su compañero.
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