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Con la primavera y la llegada del calor volvemos a la etapa del año que más complica el día a día a los alérgicos. Y si ello supone una molestia cuando estamos en casa o trabajando delante del ordenador, hay que calificarlo de peligro si nos encontramos en ese momento al volante.
Espacios inaccesibles
El coche en realidad es un espacio en el que cuesta mucho eliminar las partículas que afectan a nuestro sistema respiratorio; hay todo tipo de superficies de distinta naturaleza, algunas en lugares accesibles con dificultad, y la calidad del aire que se respira en su interior depende en gran medida de cómo tengamos los filtros del sistema climatización del coche.
Se dice que en un coche perfectamente limpio podemos encontrar unas 10 millones de partículas por metro cuadrado. Si tenemos en cuenta que un vehículo de tamaño medio puede tener un habitáculo de 5 metros cuadrados (sumados todos los rincones), ya tendríamos 50 millones de partículas. Pero en casos de florecimiento primaveral y con los filtros en mal estado las partículas molestas pueden crecer hasta los 80 millones por metro cuadrado, lo que significa que podemos viajar o ir al trabajo compartiendo el ambiente con 400 millones de partículas. Y no son partículas 'amigables', porque entre ellas hay bacterias, hongos, esporas, polvos industriales, partículas abrasivas, hollín y otros gases.
Desatender a la conducción
Más allá del incordio, las situaciones de peligro en las que podemos incurrir son varias. Por un lado, puede que un conductor afectado de forma muy molesta renuncie a parar el coche y se ponga a buscar el paquete de pañuelos en el bolsillo, la bandeja de la puerta, la consola central o, peor aún, la guantera del coche.
Por otro lado están los estornudos, que nos distraen en gran medida de la atención al tráfico cuando empiezan a sucederse uno tras otro. Y así, se ha comprobado que una tirada de cinco estornudos seguidos circulando a 90 km/h equivale a 100 metros (o lo que es lo mismo: 30 pasos de peatones seguidos) sin que estemos atentos más que por el rabillo del ojo a lo que sucede fuera del coche.
Cuidado, somnolencia
El riesgo agravado de somnolencia también existe con la alergia. Aquí el peligro está en que la mitad de los alérgicos sufren alteraciones del sueño por la complicación que les supone la congestión nasal o el asma. Es decir, que tienen más riesgo de quedarse dormidos al volante, o al menos de entrar en un estado de 'letargo' que baje por completo su atención.
Pero también resultan peligrosos algunos medicamentos para la alergia que deben indicar de forma bien clara que no se deben consumir si se va a consumir. No todos, porque los que emplean como principio activo bilastina, ebastina, desloratadina, loratadina o terfenadina no producen sueño.
Recomendaciones
Hay una serie de recomendaciones para reducir el número de estos agentes tan molestos en el coche, como nos recuerda la Asociación Madrileña de Distribuidores de Automoción (AMDA).
Uno de ellos, básico desde cualquier punto de vista, es llevar los filtros en perfecto estado, evitando así que se formen depósitos de estructuras en el evaporador (y que la capacidad del ventilador se reduzca hasta en un 70%). Lo mejor sería cambiarlos una vez al año o cada 15.000 km, pero habría que hacerlo antes si percibimos un olor extraño al encender el aire acondicionado.
También es de gran ayuda mantener las ventanillas cerradas, o llevar gafas de sol si no tenemos aire acondicionado y nos vemos obligados a bajarlas.
Resulta conveniente asimismo limpiar con más frecuencia de lo habitual el polvo que se pueda acumular en el salpicadero, aspirar los asientos más a menudo y retirar los pelos que vayan dejando nuestras mascotas. Y, para terminar, estar al corriente de los niveles de polen en la zona en la que vivimos no nos vendrá nada mal..
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