Sofía Val (Madrid, 2004) está llamada a ser la referencia del patinaje artístico español. Con sólo 20 años, la madrileña ha cerrado la temporada colgándose al cuello el oro en la Universiada de Torino y en la Copa Éfeso. "Si cuando empecé en el patinaje me hubieran dicho que iba a vivir algo así no me lo hubiera creído", confiesa la protagonista.
La historia de Sofía sobre el hielo comenzó a escribirse a los seis años al pisar una pista de hielo en Navidad. "Ninguno de mis padres -Virginia y Miguel Ángel- patinaban, pero querían que hiciera algún deporte y me llevaron a una de esas pistas que montan en vacaciones. Me gustó y me apuntaron a la escuela de La Nevera de Majadahonda. Nunca me lo tomé como una profesión, pero empecé yendo el fin de semana, luego algún día entre semana y cuando me di cuenta ya estaba compitiendo", narra.
A pesar de obtener buenos resultados, Sofía cambió en 2018 la disciplina individual por la danza sobre hielo en pareja. "Nunca me había planteado hacer danza porque en España no había posibilidad. Un verano que fui a Francia lo probé, me gustó y tres semanas después me estaba mudando allí", cuenta la madrileña, que a los 13 años dejó Torrelodones para instalarse en Lyon y trabajar en el Club de Danza CSG a las órdenes de Muriel Boucher-Zazoui y Olivier Schoenfelder. "Al principio fue todo rápido y corriendo. Tuve que rogar que me escolarizaran porque llegábamos tarde, pero al final lo conseguí", recuerda entre risas.
Me llamó Sara, la patinadora que siempre había tenido de referente. Probé en su academia, vi que todo fluía muy bien y rápido y decidí que era el sitio donde tenía que estar
Tras probar suerte con el danés Linus Colmor (2018-20) y el ruso-chipriota Nikita Vitryanyuk (2021-22), Sofía regresó a Madrid en 2022 siguiendo los pasos de Sara Hurtado, que tras colgar los patines decidió pasar a la gestión y formación -junto a su pareja artística, Kirill Khalyavin- con la creación de la SK Academy. "En una visita a Madrid para hacer exámenes, Sara me comentó el proyecto. Me llamó la atención porque era la patinadora que siempre había tenido de referente, así que probé, vi que todo fluía muy bien y muy rápido y decidí que era el sitio donde tenía que estar", recuerda.
La maestra se deshace en elogios al hablar de su alumna más aventajada. "Sofía es la deportista con la que siempre quieres trabajar. Entrena súper bien, tiene los pies en la tierra, se puede tener una comunicación perfecta... Como patinadora es diferencial. Destacaría lo estética que es, la delicadeza con la que se mueve sobre el hielo. Es una persona insustituible y eso es muy difícil de conseguir", analiza Sara, que ruboriza a su pupila.
Sofía es la deportista con la que siempre quieres trabajar. Entrena súper bien, tiene los pies en la tierra, se puede tener una comunicación perfecta... [...] Destacaría lo estética que es, la delicadeza con la que se mueve sobre el hielo
El primer paso en su vuelta a Majadahonda fue encontrar pareja. Tras algún intento breve y fallido, Sofía comenzó a trabajar con el ruso-alemán Asaf Kazimov, con quien compite desde 2023 una vez solventado los trámites burocráticos. "Para que una pareja funcione tiene que ser compatible a nivel físico, que tengan diferentes alturas y sus perfiles encajen; que compartan técnica de patinaje para que hablen el mismo idioma dentro del hielo; y que tengan caracteres complementarios, pues para hacer equipo es imprescindible generar esa confianza del uno en el otro. Creo que ellos lo tienen, lo trabajan y todo lo bueno que les está pasando tiene que ver con esto", relata Hurtado.
La pareja logró un histórico oro en la Universiada que llegaba diez años después de la plata de Sara Hurtado y Adriá Díaz. "Fue una semana fantástica. Tuve la suerte de ser abanderada -junto a Iker Oyarzabal-, patinar en una pista increíble, con un ambiente espectacular. Los entrenamientos fueron muy bien y a la hora de competir, aunque nerviosos, estábamos muy cómodos sobre el hielo", comenta Sofía. "Vernos primeros tras el programa corto fue una alegría contenida porque el margen con los segundos era muy pequeño, pero después del largo fue una explosión de felicidad y un orgullo poder haber representado así a España", añade.
La meta es estar en unos Juegos Olímpicos, pero no es algo que dependa exclusivamente de nosotros. Lo que sí está en nuestras manos es que, cuando llegue ese momento, estemos preparados
Torino 2025 debe ser el punto de partida de una pareja de la que se hablará mucho en el presente y en el futuro. "Es una competición que te pone en el mapa. No es un Grand Prix, pero sí un aviso a navegantes. A nivel personal también es gratificante ver cómo las puertas que tú abriste un día son traspasadas por alguien con tanto talento", sentencia Sara. "Nuestro objetivo es seguir quemando etapas. La meta es estar en unos Juegos Olímpicos, pero no es algo que dependa exclusivamente de nosotros. Lo que sí está en nuestras manos es que, cuando llegue ese momento, estemos preparados", apunta Val.
Estudiante de Psicología en la Universidad Camilo José Cela, Sofía sabe el papel que juega la mente en un deporte tan exigente como el suyo. Acaban de echar el cierre a la temporada y ya trabajan en la siguiente. "Ahora es el momento de más intensidad y más horas, pero también el más bonito. Es cuando empezamos a trabajar en los programas del próximo curso, las coreografías, las músicas, ...", cuenta la protagonista.
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