- Análisis. Dembélé, a redimirse con el Barcelona
Cuando Ousmane Dembélé regresó de jugar la Copa del Mundo con Francia tenía en mente una cosa: reivindicarse como futbolista. El extremo fue uno de los cabezas de turco de la derrota gala en la final de Qatar contra Argentina. La prensa de su país se cebó con él, Didier Deschamps lo señaló con su sustitución temprana y el futbolista, lejos de venirse abajo, regresó a la Ciudad Condal con ganas demostrar lo que vale, sabedor de que en Can Barça todos están empeñados en que pueda ofrecer su mejor versión.
Xavi itió que tenía previsto darle cariño para intentar "recuperarlo anímicamente" después de aquel varapalo. Funciona porque Dembélé está resultando decisivo para los azulgranas en los últimos encuentros. Ha marcado en dos de los últimos tres partidos. Tres de los últimos cinco, si nos remontamos a antes del parón.
Su tanto en el Metropolitano sirvió para adelantar al Barça en un partido peligroso y, a la postre, darle la victoria y el liderato en solitario a los culés. Al equipo le cuesta mucho en los últimos tiempos aprovechar sus ocasiones, por lo que no deja de resultar paradójico que esta vez fuera capaz de adelantarse con tan poco.
Pudo rematar el partido
La historia hubiera sido muy diferente si el Barça no hubiera ganado. Y es que Dembélé, en su línea, firmó uno de esos partidos que hace que te enamores de él o que le pongas la cruz de por vida.
El Mosquito no sólo marcó el tanto decisivo, sino que derrochó un buen puñado de ocasiones. Con que hubiese enchufado alguna de esas que perdonó, el final de partido hubiera sido mucho más plácido para los culés.
El Barcelona lleva tiempo con ese problema. No sabe cerrar los partidos y siempre acaba a merced de que su rival decida tener un momento de inspiración y mandarlo todo al garete. Le pasó con el Espanyol, también con el Intercity en Copa del Rey y estuvo cerca de volverle a suceder en el Metropolitano.
Con todo, la figura de Dembélé emergió en este partido para hacer lo que se espera de él: decidir encuentros. Esta vez no se le podrá matar porque, a pesar de todos sus fallos, fue el que asestó el golpe ganador.
Dembélé, que ya fue clave en el partido de Copa del Rey contra el Intercity -marcó un gol- apareció en el Metropolitano. Un partido importante, un escenario grande y el lugar perfecto para reivindicarse, tal y como él quería. No será suficiente para quitarse de encima la losa que trajo del parón, pero ayuda. Cuando el Mosquito tiene confianza, es un jugador mucho más decisivo.
Con la baja de Robert Lewandowski, el gran problema que se le presenta al Barcelona en estos partidos es quién asumirá la cuota goleadora que siempre aporta el polaco. El entrenador azulgrana ha pedido un esfuerzo al vestuario para estas citas, tienen que aparecer otros goleadores para tirar del carro. En este primer encuentro esa tarea la asumió Ousmane Dembélé.
Con Ferran Torres sancionado y Ansu Fati en una versión irreconocible, parece que Ousmane va a tener que seguir siendo el que tire del carro.