El pleno, sí, pero también la niña bonita o los años que tenía su amor cuando se podían cantar tales barbaridades... todos los tópicos que rodean al 15 estaban preparados por si se alcanzaba, que se alcanzó, tal cifra de victorias consecutivas por parte del Atlético. Suma y sigue para los de Simeone, que se plantan en cuartos después del que resultó de largo su partido más fácil en lo que va de Copa. Ni Vic, ni Cacereño, ni Marbella. Da idea de la tesitura que no necesitara tirar de muchos habituales esta vez, así que miel sobre hojuelas.
Porque las respectivas rachas ligueras se tradujeron en rotaciones masivas, ocho novedades en el caso local, nueve en el visitante. Cuestión de prioridades, que al Elche segundo de Segunda le espera El Molinón y al Atlético primero de Primera un auténtico carrusel entre Liga y Champions. Le Normand y Gallagher eran los únicos que repetían en clave visitante, con los De Paul, Barrios, Griezmann o Julián contemplando la faena desde la barrera. El primero y el último aún jugarían un rato, pero de los otros no hubo necesidad. Así que tuvieron minutos hasta Reinildo o Lemar, de los menos utilizados hasta ahora.
Enseguida encontró la red el Atlético, servicio de Llorente desde la derecha, control y disparo de Sorloth, lo que fortaleció su juego ante un Elche con buenas intenciones pero sin picante. Afianzado desde un 5-4-1 recuperado quizás desde la elección de futbolistas, el cuadro rojiblanco negó todos los recorridos a un rival que en todo el primer acto apenas probó a Musso desde lejos y con disparos inocentes. El segundo pudo llegar igual que había llegado el primero y único tres días antes, con una jugada de pizarra desde la esquina, pero San Román voló entonces para sacar la de Correa.
Terminaría llegando, en todo caso. Porque Diaby, que ya había concedido demasiado espacio a Sorloth en el 0-1, tuvo a bien derribar de forma llamativa a Lino después de que éste, habilitado por Azpilicueta, le tirara un quiebro dentro del área. O sea, al punto. Desde ahí el ariete noruego repetiría suerte. Aún quedaba un buen tramo hasta el entreacto, pero fue más de lo mismo. El Elche masajeaba la pelota hasta asomarse al balcón, pero justo ahí perdía cualquier referencia. El Atlético, conviene aclararlo, se movía al son de Koke. Que casi siempre es buen son. El capitán ha perdido el sitio en el once, que no en el fútbol.
Sorprendió Simeone prescindiendo precisamente de Sorloth, con alguna molestia por lo visto, para que jugara la segunda parte Nahuel. Lo que por otra parte adelantaba las posiciones de Llorente y Correa a mediocampo y delantera, respectivamente. Con la expulsión de Nico no contarían en todo caso un banquillo ni el otro. El argentino se ganó una segunda tarjeta que parecía desequilibrar definitivamente el litigio. Y que de hecho lo desequilibró. Fue cuestión de que Riquelme descerrejara la puerta local desde lejos, gol que debe concretarse en confianza, y de que Julián apareciera por allí. Y mientras, los cambios.
Cuando a Simeone lo cuestionaron por la racha de 14, en la rueda de prensa posterior al partido con Osasuna, enseguida se remitió a la Copa y al Elche. No era pose: esperando a que acabara la comparecencia de Vicente Moreno, ya se había interesado por el triunfo franjiverde ante el Zaragoza. Otra cosa no, pero desprevenido tampoco. Así le va. Tampoco olvida ese banquillo que Eder Sarabia, afortunadamente reconvertido ahora, formaba parte de aquel cuerpo técnico de Quique Setién que tanto gozaba opinando sobre el juego de los demás. Por ejemplo, del Atlético. Estaría bien conocer ahora su punto de vista sobre estas 15...
Comentarios