Alexia Putellas se emocionó cuando la árbitra pitó el final del partido y España se proclamó campeona del mundo en Sídney. Ha sido un año duro para ella, durante meses alejada de los tecrrenos de juego, pero con final feliz. "Ahora es momento de celebrar. Veremos qué nos tienen preparado", confesó en la zona mixta con los medios de comunicación. "El momento del final lo tengo un poco borrado, pero seguramente me puse a llorar, como últimamente. Es mucha emoción", dijo.
La centrocampista ha participado en los siete partidos que España ha jugado en el Mundial, pero sólo tres como titular. "Yo no entiendo esto de roles secundarios o principales. Está claro que donde somos más felices todas, las 23, es jugando dentro del verde, pero esto es fútbol y un día te toca a ti y otro día le toca a otra. Para mí hay algo que es clave, el respeto entre nosotras y el compañerismo, y si hace 10 añós una metió un gol para estar en la primera Eurocopa alegrarte por esa persona y hoy alegrarte por quien haya metido el gol. Así van los vestuarios", expuso.
Después de perderse la Eurocopa del año pasado por romperse el cruzado, el simple hecho de llegar al Mundial ha sido una batalla ganada para la de Mollet. Una lesión que, como subrayó, pasa factura de una forma u otra. "Este año ha sido un Máster para mí. He aprendido muchísimo, he aprendido cómo va esta industria -y vosotros también sabéis cómo va-. Conocer otra cara, que no es del fútbol sino de la industria, porque antes juegas cada tres días, vas focalizadas, piensas sólo en ganar y he estado un año parada y las he visto en todos los colores. También es aprendizaje y me quedo con eso", señaló. "He perdido romanticismo, pero no dentro del campo. De hecho, he estado un año sin entrenar y cuando me ponía a entrenar para mí era vida. Y los minutos que tengas, el vestuario... para mí eso es fútbol y lo demás es industria", sentenció.
Alexia subió a recoger el trofeo de campeonas y la medalla de oro -que no dejó de tocar en todo momento- con la camiseta de su compañera Jenni Hermoso. "Al inicio de todo, hace dos meses, estábamos imaginando que llegamos a la final y hablamos de hacer esto para agradecer, incluyo a Irene, muchas charlas, buenos momentos, no tan buenos momentos, el levantarnos cuando una estaba abajo...", aseguró. Y, aunque se tiñó de rosa por una promesa por ganar la Champions League, no habrá promesa que cumplir -o al menos eso asegura- tras ganar el Mundial.
La jugadora del Barcelona no quiso profundizar en el tema de lo vivido durante el último año en el plano extradeportivo, pero sí que dejó pinceladas a tener en cuenta. "Ha sido un año muy duro. Espero que haya valido la pena", afirmó de manera escueta. "Se ha dado un paso importante con la conciliación familiar. Estamos aquí dos meses con una presión y un estrés grande, y sentir a tu familia cerca quieras que no te ayuda en todos los momentos. Para mí era una cosa a mejorar y se ha hecho", reflejó.
Cuestionada por la situación del fútbol femenino en Colombia, pero siendo un caso extrapolable al de otros países, Alexia apuntó que "me da rabia porque no es una cosa de un sólo país, es muy repetitivo. Y ahí FIFA se tiene que dar cuenta. Hay muchos países que han estado durante más o menos tiempo con peleas y son peleas que hacen las jugadoras. Eso es un sobreesfuerzo cuando la jugadora simplemente se tiene que centrar en entrenarse, cuidarse, alimentarse bien y dejarlo todo en el campo. Toda la energía que canalizas en pelear, en decir, es planes estratégicos... ¡Que somos jugadoras!", exclamó. "A las jugadoras las diría que sigan peleando, que se hagan escuchar, que expliquen todo bien y todo tiene que cambiar. Se ha visto que a la mínima que se cree un poco y se dote de facilidades básicas, todo sale mejor", acabó.