En verano, conseguir la incorporación de un goleador eficiente se convirtió en una obsesión para el Granada, que después calibrar todas las alternativas se centró en Lucas Boyé, por el que realizó un importante desembolso, cercano a los seis millones de euros, una apuesta en firme por el argentino que está surtiendo el efecto deseado, como demostró ante el Betis.
La responsabilidad no atrofió el olfato goleador de Boyé, que en su estreno como rojiblanco inauguró su cuenta anotadora perforando la portería de la Real. Una semana después, ante el Girona, el punta volvió a demostrar su puntería, añadiendo otra diana a su breve currículum en el Granada, que rozó la victoria.
Una vez más, el partido para el Granada se puso cuesta arriba con el tanto de los verdiblancos, pero cuando la esperanza comenzaba a disiparse una vez más apareció Boyé dentro del área chica, el hábitat de los delanteros para cazar un centro, rubricar el empate e insuflar energía a los nazaríes.
Con el conseguido ante los de Pellegrini, Lucas Boyé ya suma tres tantos y se ha convertido en el máximo artillero de los andaluces, comenzando a rentabilizar de forma inmediata su fichaje, además de convertirse en ídolo instantáneo para el granadinismo.