Gianni Infantino, en una asamblea de la FIFA
No hay que disimular con este nuevo Mundial 2030 de tres continentes y seis países. El fútbol no es el mejor territorio para el romanticismo. El estadio luce el nombre de una línea aérea. La camiseta anuncia una empresa audiovisual. En un rincón del pantalón se muestra un centro comercial. El portero enseña los guantes en las fotos. Los futbolistas hablan más cuando se lo piden sus patrocinadores
que cuando lo solicitan los clubes y Modric es suplente.
La FIFA es el nombre de una moneda de curso legal,
como el dólar o el euro. El Mundial de 2030, un revoltijo a la espera del bautizo nominal de un genio, hospedará a 48 selecciones que disputarán 104 partidos. I
nfantino, uno de los hombres con más poder del planeta
, ya tendrá a estas horas un boceto de cómo repartirá alegría y balones en el verano del 2030.
Uno de los encantos de un Mundial de fútbol es sentirlo como propio.
Compartirlo con otros cinco países elimina ese sabor. La exclusividad desaparece cuando un partido se juega en
Buenos Aires, otro en Rabat, el siguiente en Lisboa y el último de la jornada espera en Sevilla.
Charcos y fango
Así lo quiere
Infantino, que si organizara Wimbledon
llevaría cada ronda a distintas pistas de Londres y si pillara
el Masters de Augusta
eliminaría la chaqueta verde y la cambiaría por un viaje a un banco suizo. En el recuerdo esta la reciente ceremonia de clausura del
Mundial de Qatar.
España, tierra de charcos y fango futbolísticos,
puede celebrar como una victoria ser la sede principal y albergar la final del campeonato. Hace unas horas parecía que aquí sólo se pueden celebrar vistas orales.
Si algo conserva el país es la solvencia en organizar eventos.
En eso España es una potencia.
Es el nuevo mundo. En una era en la que el Tour de Francia no se corre sólo en Francia, hay carreras de Fórmula 1 por la noche
y las estrellas del fútbol se van a Arabia no hay lugar para la sorpresa. El encanto no está de moda. El cargamento de críticas no impedirá que en 2030, si el destino así lo permite, haya codazos entre todos por disfrutar del nuevo experimento de la FIFA. Esto es así.
Naranjito
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