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El Levante tiró de épica y sudó sangre para lograr su primera victoria esta temporada ante un Mallorca que encadena tres derrotas consecutivas y que no termina de encontrar sus mejores sensaciones. El equipo de Alessio Lisci se adelantó con un gol de Soldado en la segunda parte. Pero llegó a verle la cara a los mismos fantasmas que se aparecieron tras empezar marcando contra Espanyol o Valencia. Pero a los granotas les fueron saliendo héroes y aliados por todos lados. Primero, Aitor, que detuvo un penalti a Brian Oliván. Y luego el VAR, que anuló el gol de Fer Niño por unas manos previas de Salva Sevilla.
No fue el mejor partido del Mallorca esta temporada. Tampoco el peor. Y tiene razones para maldecir su suerte. Y también para quejarse de las decisiones de los árbitros. Primero, porque Aitor no tenía ningún pie sobre la línea en el penalti que paró. Si se revisó el VAR, habrá una toma que no ofrecieron por la televisión. Precisamente el VAR anuló el gol que ya había celebrado todo el banquillo visitante.
Ganar es una palabra de significado pleno. Ganar es ganar y cuando pasa mucho tiempo sin ni siquiera poder pronunciarla el deportista se deprime, se siente bajo sospecha. Una victoria tiene un efecto paliativo inmediato. El triunfo hace que, por un momento se olviden todas las derrotas anteriores. "Te ganas y te ves hasta más guapo", decía Xavi Hernández, el técnico del Barcelona que, como jugador, sabe de lo que va el tema.
Se suele decir que cuanto más tiempo pasa un equipo sin ganar, más cerca está la victoria. Pero es una afirmación que no se sustenta sobre ninguna base científica lo mismo que no tiene más posibilidades de que le toque la lotería cuantos más años lleva jugando. Por supuesto que no se puede comparar el fútbol de élite con el azar. Aunque en ocasiones suceden acontecimientos inexplicables como la racha del Levante.
El equipo granota tuvo fe cuando nadie la tenía y buscó sus opciones ante un Mallorca con menos motivos para sentirse inquieto en su visita al Ciutat. En este tipo de partidos trabados, futbolística y mentalmente, son los jugadores de mayor calidad los que los destascan. Bardhi se sacó una asistencia para que Soldado corriera, armara la pierna y marcara el primero. Luis García movió el banquillo para que su equipo le hiciera temer por la victoria a los azulgranas. Cierto es que peligró y la vieron peligrar. Pero también pudo llegar antes el segundo de los locales. Como si se tratara de un asunto de justicia divina, fue Morales el que puso el 2-0 en el minuto 97 tras el asedio visitante sobre Aitor. El Levante vuelve a creer.