REAL MADRID

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Un Real Madrid aniquilador

El equipo de Ancelotti destrozó al Celta en una segunda parte apabullante

Fede Valverde celebra su gol al Celta. AP
Fede Valverde celebra su gol al Celta. AP

Aniquilar, según la RAE, en sus cuatro primeras acepciones: "Reducir a la nada. Destruir o arruinar enteramente. Hacer perder el ánimo. Extenuar, agotar". No pudo definir mejor Iago Aspas tras el partido lo que le ocurrió a su Celta a manos del Real Madrid: "Nos han aniquilado". El equipo de Ancelotti aplastó a los celestes en una segunda parte en la que, a base de físico, fue menguando la resistencia y las energías del rival para poner en el marcador un resultado tan abultado como el 1-4 final.

El primer partido de la era postCasemiro deja un poso de tranquilidad en el madridismo, que en la resaca del partido no recordará tanto el inicio dubitativo como el final esplendoroso. El segundo tiempo fue una exhibición de poderío y superioridad física en los que cada robo de balón en campo propio se convertía en una ocasión en la portería rival. Hasta seis contraataques sumó el equipo de Ancelotti en Balaídos, superando el máximo registro de la pasada Liga, los cinco del triunfo en el Camp Nou.

Se ve claramente en el gráfico de los goles esperados sobre la línea del tiempo del partido. Si el encuentro 'debía' llegar más o menos igualado al descanso, la segunda parte fue un derroche de ocasiones madridistas, que incluso tuvo un penalti para salir de Vigo con un gol más en su marcador.

El Celta bajó los brazos, exhausto, incapaz de seguir manteniendo la guardia alta ante los constantes golpes que recibía. El 1-4 de Valverde vale como ejemplo. Camavinga le rebaña el balón a media altura a Paciencia en el área de Courtois, la pelota queda muerta y Tchouaméni, en el choque con Fran Beltrán en la medialuna, sale triunfador del envite con pelota en el pie y campo por delante. Ya en terreno rival suelta hacia Vinicius, que había salido al galope por banda izquierda y que acaba encontrando a Valverde, que llega de segunda línea como una locomotora para definir con un disparo cruzado.

Si lo de Vigo era un examen para Tchouaméni, se le puede evaluar con una nota alta. No sólo por esa acción del 1-4. Fue el futbolista del Madrid con más recuperaciones (9), intercepciones (3) y despejes (4). Y demostró poseer un físico abrumador, tanto para hacerse con la posesión en situaciones de balón dividido como para terminar el partido con la misma intensidad con la que lo inició.

"No necesitas sentirte dominado. El Madrid no necesita la posesión porque cada vez que llega te aniquila", insistía Iago Aspas. Un aviso a navegantes. Este equipo es un martillo pilón que en el minuto 90 sigue moliendo con la misma fuerza que cuando se pone en marcha.

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